Además del entrenamiento, alguna enfermedad, la falta de descanso o el estrés, la fatiga y el agotamiento físico pueden producirse a causa de una alimentación incorrecta, que favorezca desequilibrios nutricionales, carencia de micronutrientes o insuficientes calorías diarias.
Una dieta rica en grasas, pobre en calorías, deficiente en vitaminas y minerales o desorganizada, puede ser la causa de tu fatiga, y ésta, puede afectar tu rendimiento intelectual, así como tu desempeño físico y los resultados del entrenamiento.
Si uno se siente agotado, poco puede hacer, pues no siente deseos de moverse, de estudiar, ni cuenta con la energía necesaria para hacerlo. Por ello, es importante que revises tus hábitos alimentarios, así como la composición de tu dieta, ya que en ésta puede estar la causa y por lo tanto, la solución.
Un exceso de calorías, así como abundante cantidad de comida, sobrecarga el aparato digestivo y obliga al cuerpo a concentrarse en esta tarea, por lo que nos quita la energía que necesitamos para continuar realizando actividades.
Por otro lado, una alimentación insuficiente no nos provee la energía necesaria para movernos, concentrarnos y poder trabajar correctamente con el cuerpo y la mente, por eso, es necesario consumir las calorías necesarias, así como alimentos varios en cantidades adecuadas.
La falta de vitaminas como por ejemplo, las del complejo B, necesarias para producir energía, pueden ser la causa de nuestra fatiga, por eso, no olvides ingerir los alimentos que las contienen como son los cereales integrales, los huevos, la levadura y el hígado.
Asimismo, es importante incluir alimentos de todo tipo y color a lo largo del día, de manera de garantizar el correcto aporte de todos los micronutrientes necesarios que participan en diversos procesos metabólicos y, por ello, previenen alteraciones, así como un agotamiento físico y mental.
Entre los minerales que no pueden escasear en tu dieta para evitar la fatiga, recuerda el hierro, el potasio, el zinc, el magnesio y el sodio, esenciales para poder movernos, pensar y sobre todo, facilitar el funcionamiento del sistema nervioso, encargado de cada una de las tareas del cuerpo.
Por supuesto, la ingesta proporcionada de carbohidratos, proteínas y grasas no debemos olvidarla, pues son la base de una dieta equilibrada y sólo con una alimentación sana, así como un estilo de vida apropiado, evitamos alteraciones en el organismo, la presencia de fatiga, de enfermedades y propiciamos la vitalidad, la belleza y la salud, por sobre todas las cosas.
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Imagen | Flickr (obo-bobolina)
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