Sabemos que congelar el pan es cómodo, barato y está de moda. Lo que no tenemos claro es que sea "tan bueno" para la salud

Sabemos que congelar el pan es cómodo, barato y está de moda. Lo que no tenemos claro es que sea "tan bueno" para la salud

Los nutrientes no cambian aunque se congele, pero su efecto en el organismo puede ser ligeramente diferente

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En casa, desde hace años, cualquier tipo de pan que producimos o que compramos en grandes cantidades es congelado para después sacar poco a poco y disponer así de pan fresco sin tener que acudir a su compra o elaboración en los días que menos tiempo disponemos. Sin embargo, sabemos que congelar el pan es cómodo, barato y está de moda, pero lo que no tenemos claro es que sea "tan bueno" para la salud como dicen.

Como en casa, cada vez son más las personas que desestiman la idea de comprar  cada día pan para disponer de este alimento fresco, y muchas son las personas que se preguntan ¿de verdad es bueno la idea de congelarlo? La realidad es que para sorpresa de muchos, congelar el pan es buena idea, aunque puede ser que no sea tan saludable como pensamos y lo que hace falta, es hacerlo bien.

Las propiedades del pan post congelado

Muchos tienen la idea de que los alimentos tras haberse congelados pierden su  frescura natural y con ella las propiedades; sin embargo, la dietista y nutricionista Nuria Romero aclara en Ideal que "el pan no se vuelve menos nutritivo por la congelación" aunque sí pueden verse afectadas sus características organolépticas, especialmente su textura y sabor.

Los panes menos tostados son los que más aguantan el proceso de congelación, ya que conservan mejor el equilibrio de humedad entre la corteza y la miga, por lo mismo también es una mejor idea congelar panes grandes o aquellos que están hechos de harina integral o de centeno.

Pancongelado

Cómo congelar pan

El procesado de congelado del pan es muy sencillo, y sólo tenemos que respetar tres pasos fáciles que pese a su practicidad, la mayor parte de los consumidores no suele aplicarlos:

  1. Lo primero es escoger un pan fresco y a temperatura ambiente, ya que si el pan ha comenzado a ponerse duro o aún no se ha enfriado del todo, el  resultado final será mucho peor.
  2. Cortarlo en porciones o en rebanadas (aunque no es imprescindible) que faciliten su descongelación posterior.
  3. Empaquetarlo de forma hermética para que la humedad del congelador no entre en contacto con el pan.

De esta forma, bien aislado, nuestro pan puede durar en el congelador hasta 6  meses sin ningún problema, y al momento de descongelar sólo tenemos que  dejarlo a temperatura ambiente colocándole en una rejilla para que no acumule humedad y en un par de horas o poco más tendremos el pan como recién hecho.

Si vamos con más prisas o nos hemos olvidado de descongelar el pan, simplemente  podemos meter algunas rebanadas congeladas de pan en la tostadora o en el horno, y quedarán de forma muy similar a unas tostadas elaboradas  recientemente a base de pan fresco.

Qué hay de cierto en su cambio saludable

Muchos artículos y redes sociales, como por ejemplo en donde la doctora Karen Alarcón, gastroenteróloga y endoscopista, ha dejado su explicación, se dice que al  descongelarlo gran parte del carbohidrato del pan se convierte en almidón resistente, es decir en hidratos más difíciles de digerir por nuestro organismo, lo cual favorecería un mejor control de la glucosa en sangre y al mismo tiempo, podría beneficiar nuestra flora intestinal.

Sin embargo, esto no está bien claro aunque tiene cierta base científica, como nos explicaba nuestra compañera Liliana Fuchs, pues la realidad es que en el caso del pan solo se ha podido demostrar un estudio publicado hace un par de años, es que congelándolo y tosándolo después, se reduce su índice glucémico pero el proceso no afecta su contenido en almidón resistente.

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De hecho, el efecto en la salud de una persona normal sería prácticamente nulo, ya que importa mucho más el total de la dieta y los hábitos diarios que la forma en la que almacenamos y consumimos el pan posteriormente.

En definitiva, más que congelar el pan para volverlo más saludable, lo que  importa aquí es escoger un pan de calidad, con mayor contenido en proteínas vegetales, fibra y micronutrientes como puede ser un pan a base de grano entero o cereales integrales, y también moderar su consumo para propiciar una dieta equilibrada en la que no abundan los hidratos refinados sino que brinden un aporte energético adecuada y también haya lugar en nuestra mesa diaria para proteínas y grasas saludables.

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Imagen | Foto de portada: Ivan J. Long, foto 1: Tiefkuehlfan (Wikimedia Commons) y foto 2: Ellie Burgin.

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