El lugar de la casa donde los niños ven la televisión o juegan a videojuegos parece un detalle menor, pero no lo es: cuando el aparato está dentro de su habitación, aumenta el riesgo de obesidad y aumenta la probabilidad de que su rendimiento escolar sea más bajo.
Esto, que puede parecernos una verdad intuitiva, ha sido comprobado por primera vez en un estudio científico realizado por investigadores de la Universidad de Iowa.
Según ese estudio, los niños que tienen una televisión en su habitación dedican menos tiempo a leer, dormir o participar en otras actividades, lo que tiene un efecto dominó sobre otros aspectos de sus vidas. Como resultado, tienen un peor rendimiento escolar y un mayor riesgo de padecer obesidad.
Además, con la televisión en su cuarto, los contenidos a los que tienen acceso los niños quedan fuera del control de sus padres. La mayoría de las veces ven programas o juegan a juegos más violentos que los niños que ven la tele o juegan en el salón o en algún espacio común.
Es más fácil decir que no al principio
Otros estudios anteriores han ido midiendo el tiempo que los niños pasan ante una pantalla, una cifra que sigue subiendo. Ahora que cada vez más niños y adolescentes tienen un dispositivo digital a su alcance o incluso de su propiedad, ese tiempo aumenta más rápidamente y con ello sus efectos: los contenidos que ven y también lo que dejan de hacer, como moverse o leer.
Para muchos padres, limitar el tiempo y los contenidos que sus hijos ven o juegan en la televisión o en sus móviles es una auténtica batalla.
Aunque no es una solución definitiva, los autores del estudio recomiendan mantener ese dispositivo de acceso fuera de las habitaciones, algo que siempre será más sencillo que sacarlos una vez que ya han entrado. "Puede ser una batalla a corto plazo, pero beneficiará a los niños con el tiempo".
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