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Sí, sí, como los que ya no quedan… aparentemente. La testosterona es la hormona masculina por excelencia (aunque ello no quiere decir que las mujeres no tengan, ojo) y, de paso, una de las más importantes dentro del binomio entrenamiento-recuperación, muchos de vosotros recordaréis la recuperación milagros y posterior descalificación de Floyd Landis en el Tour de Francia del 2.006.
Sintetizada en los testículos a partir del colesterol, la testosterona viaja en la sangre unida a proteínas, siendo parte importantísima de la regulación tanto del crecimiento muscular como de la recuperación post-entrenamiento, siendo acumulada también durante el sueño y presentando niveles más altos durante las primeras horas del día (uno de los motivos por los que se recomienda el entrenamiento de potencia por la mañana).
En individuos entrenados, se busca un aumento de dicha hormona para incrementar los resultados del entrenamiento en el organismo, estimulada por movimientos muy intensos y preferiblemente dinámicos, moviendo grandes segmentos corporales, siendo su concentración más abundante entre los 30 y 90 minutos de entreno. Entrenos más largos no favorecerán la estimulación de la testosterona.
Además de estimularse de forma natural, suplementos como el Tribulus Terrestris son muy conocidos dentro del deporte de alto rendimiento y culturismo, ya sin entrar en los polémicos temas que puedan ir relacionados con el doping.
¿Qué problemas puede conllevar el uso abusivo de Testosterona? En hombres normalmente crean problemas cardiovasculares bastante graves, problemas de hígado y, en muchos casos, incluso un cambio de carácter convirtiéndose en más violentos. En mujeres se ven casos bastante habituales de masculinización del físico, siendo el caso más conocido el de la ex-lanzadora de peso Heidi Krieger, que acabó incluso cambiando de sexo tras un cambio físico espectacular fruto de la hormonación.
Vía | El Mundo Salud