Para esos días en los que apetece menos que nunca pasar calor delante de los fogones o el horno, las ensaladas frescas son opciones salvavidas. El mango es una fruta ideal para este menester, con su sabor fresco y tropical al que se suma la suavidad de su pulpa, perfecto para combinar con hortalizas crujientes y crear así un plato de contrastes.
Hemos usado una variedad de pimiento rojo tipo italiano de la variedad Palermo, muy dulce y fresco, carnoso, con la piel fina y muy crujiente en crudo, con pocas semillas y que no suele repetir mucho. Se puede usar cualquier otro, incluso uno verde más corriente y fácil de encontrar, pero procurando que esté muy fresco.
La cebolla morada la ponemos como opcional porque no sienta bien a todo el mundo en crudo, a pesar de ser más suave que otras. Para reducir su potencia, recomendamos cortarla muy fina y dejarla a remojo en agua muy fría, mejor si tiene hielos, durante unos 20 minutos. Así estará, además, más crujiente. Si te gusta el picante, añade una guindilla o chile cortado en rodajas finitas.
Lavar y secar bien las verduras y el cilantro. Cortar el pimiento en tiras, desechando el extremo, las semillas y filamentos; el pepino en rodajas ligeramente diagonales, y los rabanitos en cuartos. Si se usa cebolla, cortar en juliana fina y dejar a remojo 15-20 minutos con agua helada.
Pelar y cortar el mango en cubos de un bocado. Disponer todos los ingredientes en una ensaladera, añadir un puñado de cilantro picado u otra hierba al gusto y mezclar ligeramente.
Si vamos a añadir jengibre, rallar un trocito muy fino o picarlo bien, sin la piel. Batir con el zumo de lima, el aceite de oliva y el vinagre, añadiendo un poco de sal. Aliñar la ensalada, mezclar bien y servir con los anacardos y el sésamo tostado.
Con qué acompañar la ensalada de mango
Los anacardos y el toque de sésamo añaden proteínas y más saciedad a esta fresca ensalada, así que podemos agregar más o menos cantidad según nuestras necesidades. Puede ser un plato perfecto para la cena o para un almuerzo vegano sin complicaciones, siempre que incorporemos más proteínas en las demás comidas de la jornada. En un menú más completo, podemos servirla de primer plato antes de una ensalada de alubias o garbanzos, o como guarnición de unas brochetas de tofu. Si comemos carne y pescado, irá muy bien con cualquier preparación a la plancha, con un tartar de salmón o con un ceviche de pulpo.
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