Las enfermedades que afectan al aparato digestivo pueden resultar muy molestas, como es el caso para quienes padecemos reflujo gastroesofágico. Sin embargo, hay otras enfermedades gastrointestinales que no solo son molestas, sino que pueden afectar seriamente a nuestra salud, bienestar y calidad de vida. Este es el caso de las personas que sufren el síndrome del intestino irritable.
Esta enfermedad la sufren alrededor del 8% de la población en España - la prevalencia es de entre el 10 y 12% en los países industrializados - y afecta más a mujeres que a hombres. Esta enfermedad, sin embargo, es desconocida para muchos de nosotros. Por ello, en Vitónica hemos recopilado todo lo que se sabe de esta enfermedad: qué es, cuáles son las causas de su aparición, qué síntomas provoca y qué tratamiento tiene.
Qué es el síndrome de intestino irritable
El síndrome del intestino irritable (SII), también conocido como colón irritable - y en otros momentos como colitis - afecta directamente al intestino grueso. Esta enfermedad se suele presentar con dolor abdominal y cambios en el ritmo intestinal de quienes lo padecen. Algunas personas pueden notar distensión intestinal, a pesar de que no se encuentren alteraciones en la morfología o el metabolismo del intestino.
Este síndrome a veces se confunde con la enfermedad inflamatoria intestinal o con la enfermedad de Chron. Sin embargo, no son el mismo tipo de enfermedad. Estas últimas suelen ir empeorando con el paso del tiempo y pueden causar daños en el intestino. Esto no ocurre con el síndrome del intestino irritable ya que no produce modificaciones en el tejido intestinal y tampoco aumenta el riesgo que tenemos de padecer cáncer colorrectal.
Causas de la aparición del síndrome de intestino irritable
Por desgracia, como con otras enfermedades gastrointestinales, todavía no se conoce el motivo o las causas de la aparición de esta enfermedad que, además, es crónica. Aparentemente, existen algunas condiciones que pueden provocar o empeorar la aparición del síndrome de intestino irritable. Entre esas condiciones encontramos las siguientes:
- Fallos en el sistema nervioso del aparato digestivo pueden provocar que se den señales mal coordinadas entre el cerebro y el intestino que provoquen que el cuerpo reaccione de manera indebida.
Procesamiento demasiado lento de los alimentos que puedan provocar estreñimiento o demasiado rápido que provoquen diarrea.
Inflamación intestinal.
Alteraciones en la microflora. Estas bacterias son bacterias buenas que se encuentran en nuestro intestino. Parece que puede haber una alteración en las bacterias de las personas con SII.
Además de esta explicación, otras indican que la presencia de alteraciones como la gastroenteritis, las intolerancias alimentarias, alteraciones hormonales y los factores genéticos podrían estar también implicados en la presencia de esta enfermedad.
A esto se le añaden ciertos factores de riesgo que parecen influir en la aparición de la enfermedad. Entre ellos se encuentran el ser joven - las personas que la padecen suelen tener menos de 50 años -, ser mujer, tener antecedentes familiares de la enfermedad o sufrir ansiedad o depresión.
Los síntomas provocados por el síndrome de intestino irritable
Los síntomas más habituales que pueden padecer las personas que sufren esta enfermedad son de dolor, distensión abdominal y alteración del ritmo intestinal.
El tipo de dolor suele ser abdominal y normalmente suele estar asociado con cambios en la frecuencia con la que vamos al baño y diferencia en los tipos de deposiciones. Además de esto, pueden darse alteraciones en el ritmo intestinal, de manera que puede aparecer estreñimiento o diarrea.
Entre los síntomas adicionales que se pueden encontrar, están los gases, la hinchazón, moco en las deposiciones o sensación constante de acudir al baño. El padecer estrés, consumir ciertos alimentos o los cambios hormonales pueden provocar que se desencadene un episodio.
Tratamiento para el SII
El tratamiento que se les ofrece a los enfermos de SII depende de los síntomas y de su intensidad. Entre ellas, deben intentar evitar alimentos que empeoren los síntomas. Del mismo modo, debemos reducir o evitar el consumo de alcohol, tabaco, café o bebidas carbonatadas. En casos de estreñimiento se debe aumentar el consumo de fruta, fibra, verduras, o cereales integrales.
Si los síntomas son muy intensos, es posible que el médico recomiende algún fármaco. Entre ellos puede haber inhibidores de los espasmos, laxantes, antidiarreicos, etc. En algunos casos, la psicoterapia puede ayudar. Sin embargo, no hay ningún tratamiento concreto contra la enfermedad.
Los pacientes pueden probar a hacer variaciones en la dieta, de manera que vayan comprobando qué alimentos les sientan mejor y cuáles peor. También pueden probar a hacer ejercicio o cambios en su estilo de vida que les sean útiles para contener los síntomas.
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