¿Qué has desayunado esta mañana? Dicen que "hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo", pero a un rey no puede faltarle nada y a nosotros nos falta un macronutriente fundamental en la primera comida: la proteína. La mayoría de personas toman un café con alguna tostada o algo de cereales, pero no introducen alimentos ricos en proteína como huevos, atún o lácteos.
Carbohidratos, proteínas y grasas: la unión hace la fuerza
En la nutrición existen tres macronutrientes que forman los alimentos. En España, y en muchos países mundiales como Australia, consumimos hidratos de carbono por encima de nuestras necesidades, dejando de lado la ingesta de proteína.
Así lo muestra una investigación de la prestigiosa revista Obesity, que a su vez atribuye ese desequilibrio entre macronutrientes al aumento de obesidad.
La hipótesis del apalancamiento de proteínas
Hace ya casi dos décadas los doctores Simpson y Raubenheimer formularon la hipótesis del apalancamiento de proteínas. Esta hipótesis propone que nuestro organismo tiene una fuerte atracción hacia las proteínas, y si comemos alimentos bajos en este macronutriente tenderemos a comer más hasta satisfacer esa necesidad.
Los alimentos del desayuno como cereales azucarados o tostadas cuentan con una cantidad ínfima de proteínas. Si hacemos caso al apalancamiento de proteínas esta comida apenas nos saciará y querremos comer más en ese momento del desayuno o poco tiempo más tarde.
También esta teoría explica, al menos en parte, que la proteína es el macronutriente más saciante. Esta es una de las razones por las que tenemos que variar nuestros desayunos para introducir más alimentos ricos en proteína.
Ese cambio nos ayudará a sentirnos más saciados, además de alcanzar el umbral mínimo de proteínas que necesitamos para mantener o aumentar nuestra masa muscular. También alejaremos los productos ultraprocesados y refinados porque apenas tienen proteína, por lo que muchos alimentos serán descartados del desayuno para incorporar otros como una mezcla de avena y huevos, o por qué no, una pechuga de pavo fresca con el café.
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