Controlar la nutrición en el mundo del deporte es de vital importancia si queremos tener unos buenos resultados deportivos y un buen rendimiento y, lo que es más importante, si queremos evitar lesiones o problemas de salud. Ya vimos en el artículo del SSE (Síndrome de sobreentrenamiento) como una deficiencia en el aporte energético puede tener desastrosas consecuencias en el rendimiento y la salud del deportista.
Recientemente, uno de los casos más llamativos fue el del futbolista argentino Leo Messi, el cual durante una temporada estuvo sufriendo de continuos vómitos durante los partidos y su rendimiento bajó de forma considerable. La solución que adoptó el delantero del FC Barcelona y la selección argentina fue la de ponerse en manos de un experto nutricionista, y los resultados a partir de entonces fueron inmejorables desde el punto de vista del rendimiento deportivo.
Exigencias energéticas de un partido de fútbol
A pesar de ser un deporte colectivo, el fútbol obliga a los futbolistas a un esfuerzo físico elevado, pues durante los partidos están continuamente arrancando, espiritando, frenando, saltando, golpeando el balón... y todo esto acaba provocando un desgaste físico y energético muy alto. Por ello, el control detallado de la alimentación de los futbolistas se antoja como algo fundamental en todos los equipos, especialmente los equipos punteros que se encuentran peleando por los títulos y no quieren sufrir bajones.
En los años 70 y 80 era frecuente ver futbolistas pasados de peso, con problemas de control del mismo, problemas de alcoholismo... y sus carreras deportivas se acortaban rápidamente. Sin embargo, aunque hoy en día hayan salido a la luz casos de futbolistas fumando o con algún que otro problema de peso en la vuelta de las vacaciones, lo cierto es que desde que los cuerpos técnicos de los mismos comenzaron a incorporar las figuras de los nutricionistas, este apartado está muy controlado, y sino, que se lo digan al entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, y su preparador físico, el Profe Ortega.
Si hablamos del gasto energético durante un partido, los futbolistas suelen correr de media entre nueve y doce kilómetros en cada juego. Si tenemos en cuenta que están continuamente realizando cambios de ritmo durante los 90 minutos que duran los partidos, nos encontramos ante una sesión HIIT con una duración muy superior a la normal, por lo que la alimentación antes, durante y después de los partidos se antoja fundamental. Y a esto hay sumarle que dependiendo del equipo, los futbolistas pueden jugar dos y hasta tres partidos por semana, lo cual sin duda eleva las necesidades energéticas considerablemente.
Alimentación antes del partido
El objetivo de controlar y supervisar la alimentación antes de los partidos es que los futbolistas lleguen con la energía lo más alta posible y evitar los excesos, especialmente en los dos días previos a los partidos (una comida fuera de lo pautado, con un desajuste de nutrientes en cuanto a calidad y cantidad, puede resultar desastrosa para el rendimiento del futbolista).
Cuando hablamos del día del partido, lo normal es que hasta dos o tres horas antes del mismo los futbolistas puedan consumir alimentos sólidos (siempre de forma supervisada y pautada con los nutricionistas del equipo). Como hemos dicho, hoy en día se controla hasta el más mínimo aspecto de la nutrición para que ésta no afecte, sino que mejore, el rendimiento deportivo durante la competición.
Alimentación durante el partido
Durante la competición (ya sea un partido de fútbol, una carrera de atletismo, una etapa ciclista...), los objetivos principales suelen ser la reposición (en la medida de lo posible) de las reservas de energía, retrasar la fatiga o evitar la deshidratación y las hipoglucemias. Para ello, suele ser habitual el consumo de geles ricos en hidratos de carbono de absorción rápida o bebidas isotónicas.
Alimentación post-partido
Una vez concluído el partido, la nutrición se va a centrar en rellenar lo más rápidamente posible las reservas de glucógeno agotadas durante el esfuerzo y facilitar la recuperación muscular. Para ello, algunos de los alimentos que más suelen consumirse son: frutos secos, plátanos, avena, bebidas isotónicas, pavo, atún, queso fresco...
¿Qué beneficios y problemas representa para el deportista el control de la nutrición?
Si tuviéramos que dar una respuesta corta y concisa sobre los beneficios que tiene para los deportistas el control de la nutrición por parte de un experto profesional, la palabra elegida sería "todos". Pero vamos a intentar profundizar un poco más.
Disminución del riesgo de lesiones: mediante un control del aporte energético y de la calidad de los alimentos que ingiere el deportista, se disminuye sustancialmente el riesgo de que éste sufra algún tipo de lesión derivada de una mala alimentación.
Mejor recuperación y rendimiento deportivo: saber qué comer y cuándo hacerlo, puede marcar la diferencia entre ser primero en una carrera y ser segundo... o sufrir un bajón de rendimiento y acabar luchando por no terminar último.
Mantenimiento de un peso ideal: al controlar la alimentación, el deportista tendrá mucho más fácil mantener su peso ideal durante toda la competición, evitando así subidas y bajadas de peso que terminen por afectar a su rendimientos y sus posibilidades de éxito. Además, le permitirá ser más regular durante la competición, lo que le otorgará más posibilidades de obtener un buen resultado que un deportista que tenga continuos picos de rendimiento, por ejemplo, en pruebas de la dureza del Tour de Francia o la Vuelta Ciclista a España.
Rendimiento mental: casi tan importante como el rendimiento físico es el rendimiento mental de un deportista, y una buena alimentación puede ayudar a que el deportista mantenga un elevado estado de ánimos durante la competición y sea más optimista. De lo contrario, si el deportista no se encuentra anímicamente bien, los resultados difícilmente llegarán. Por esta razón, saber cuándo "premiar" al deportista con una comida menos estricta es importante.
Rendimiento físico empobrecido: un deportista que se alimenta con comida de baja calidad nutricional verá sin duda perjudicado se rendimiento deportivo. Problemas digestivos como la acidez o las digestiones pesadas pueden tirar por la borda todo el trabajo de un año en el momento final. Una mala planificación nutricional puede originar una bajada del rendimiento en forma de deshidrataciones durante la competición, bajadas de glucosa, desmayos...
- Abuso de los suplementos deportivos: en ocasiones, cuando la alimentación no es todo lo buena que debería ser, se intenta compensar mediante la ingesta y el uso de suplementos deportivos (como si por arte de magia un suplementos fuera a borrar todo lo que se ha estado haciendo mal). Y el problema llega cuando algunos de estos suplementos deportivos pueden llegar a dar positivo en los controles antidopaje.
"Una mala comida no va a tirar por tierra toda una temporada, del mismo modo que una buena comida no va a arreglar una mala planificación"
- Aumento de las lesiones: los músculos necesitan un correcto aporte nutricional para mantenerse en buen estado, y en el caso de deportistas profesionales se hace aún más importante. Por ello, descuidar la alimentación (y por descuidar incluyo también una mala elección de las fuentes de macronutrientes) puede derivar en el aumento de lesiones musculares (calambres, contracturas, roturas) y, por consiguiente, en la falta de resultados.
¿Cómo podemos adaptar todo esto al deporte aficionado y nuestro día a día?
Acabamos de hablar a grandes rasgos de la importancia que tiene la planificación nutricional en el deporte moderno a nivel profesional pero, ¿podemos aplicarlo a nuestra vida diaria? Sin ninguna duda, sí. No al nivel y con la ayuda tan especializada y específica como la que tienen los deportistas, pero sí que podemos hacerlo.
Aunque no practiquemos ningún deporte ni tengamos ningún problema de salud, acudir a un dietista-nutricionista puede suponer una mejora de nuestra calidad de vida: controlar nuestra alimentación puede ayudarnos a descansar mejor, a sentirnos con más energía en nuestro día a día (no olvidemos que una de las características de la comida basura es que nos hace estar más cansados), estar de mejor ánimo y, por supuesto, llevar una buena alimentación nos va a ayudar a prolongar nuestra esperanza de vida.
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