El uso de ansiolíticos y antidepresivos se ha disparado en los últimos años en países desarrollados como España. La unión del aumento del estrés, la comparativa en redes sociales, los malos hábitos y muchos otros factores han elevado el número de personas con síntomas de ansiedad y depresión. El ejercicio físico se ha considerado como alternativa válida al tratamiento farmacológico, pero se ha hablado mucho del ejercicio aeróbico y poco del ejercicio de fuerza. ¿Qué potencial ansiolítico y antidepresivo tiene el entrenamiento de fuerza?
El efecto ansiolítico y antidepresivo del ejercicio de fuerza
Un estudio reciente publicado en la revista Trends in Molecular Medicine pone de manifiesto la eficacia del ejercicio de fuerza como alternativa al tratamiento farmacológico de la salud mental. Los síntomas de ansiedad y depresión suponen una gran carga de salud pública, además de los costes en la calidad de vida de cada persona.
El entrenamiento de fuerza siempre ha estado en segundo plano, por detrás del ejercicio aeróbico, a la hora de evaluar el potencial para prevenir y tratar enfermedades de todo tipo. Una de esas enfermedades o alteraciones afecta a la salud mental al elevar la ansiedad y propiciar síntomas depresivos.
El nuevo estudio sintetiza la evidencia más rigurosa de la eficacia del entrenamiento de fuerza para reducir la ansiedad y la depresión. El objetivo de los autores es fomentar este tipo de tratamiento no farmacológico como ayudante de las medicinas, e incluso como alternativa de las mismas.
Las pautas actuales recomiendan la ejecución de ejercicios de fuerza dirigidos a los principales grupos musculares, realizando al menos dos series de 8 - 12 repeticiones, al menos dos días por semana, con sobrecarga progresiva (aumentando el volumen o la intensidad). La evidencia científica ha comprobado que los efectos reductores de la ansiedad y de los síntomas depresivos.
Aunque no están del todo claros los mecanismos psicobiológicos de los efectos ansiolíticos y antidepresivos del entrenamiento de fuerza, la hipótesis es que el ejercicio mejora la salud cerebral, y con ello la salud mental. El entrenamiento físico influye en la plasticidad cerebral a través de efectos sobre factores neurotróficos.
Eso quiere decir que cuando contraemos los músculos, diferentes cascadas de mecanismos son capaces de modificar la estructura del cerebro por diferentes vías complejas. De hecho, muchos investigadores hablan de la conexión cerebro-corazón, o cerebro-músculo al destacar que están conectados por "carreteras" que son las que hacen que se puedan reducir los síntomas de depresión y ansiedad.
No es lo mismo un síntoma leve que uno grave
Los fármacos son muy útiles cuando hay síntomas graves de alguna enfermedad que pone en riesgo la salud, por lo que no hay que entrar en la guerra de ejercicio versus medicina. En situaciones de ansiedad y depresión grave puede ser ideal compaginar los fármacos con el ejercicio.
Poco a poco se puede ir prescindiendo de los fármacos, si el doctor lo considera necesario, utilizando como ansiolítico y antidepresivo el ejercicio físico, tanto de fuerza como de resistencia. En los síntomas leves puede ser suficiente con el ejercicio físico para reducirlos o eliminarlos.
Esa es la razón por la que médicos, nutricionistas, psicólogos y entrenadores deben trabajar de la mano en búsqueda de la mejora del paciente. Lo que está cada vez más claro es que el ejercicio físico es una parte importante de la prevención y enfermedades, tanto físicas como mentales.
Referencias
Herring, M. P., & Meyer, J. D. (2024). Resistance exercise for anxiety and depression: efficacy and plausible mechanisms. Trends in molecular medicine, 30(3), 204–206. https://doi.org/10.1016/j.molmed.2023.11.016
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