Si hay temas de los que no se hablan, esos son los relacionados con la sexualidad. Y, por supuesto, mucho menos se habla de los problemas y disfunciones que pueden afectar a nuestra vida sexual lo que colabora en aumentar el estigma y sufrimiento de quienes lo padecen.
Este es el caso de la eyaculación precoz. Esta disfunción sexual puede afectar de manera habitual a cerca del 30% de la población masculina y alrededor del 70% de los hombres han sufrido algún episodio puntual. Sin embargo, no recibe tantas consultas médicas a pesar de que tiene solución si se trata.
Qué es la eyaculación precoz
Es la disfunción sexual más habitual en los hombres y se trata de una expulsión súbita e incontrolada de semen. Esto ocurre en contra de la voluntad del hombre que no es capaz de controlarlo. Se considera eyaculación precoz cuando esta expulsión ocurre antes de 1 minuto de penetración, aunque también se puede considerar "probable eyaculación precoz" cuando ocurre entre 1 y 1,5 minutos.
Esta eyaculación puede ocurrir también antes de la penetración, lo que genera extrema frustración en quien lo sufre y en su pareja sexual. Y no solo eso, sino que puede llegar a suponer una dificultad para concebir si el hombre no llega a eyacular nunca en el interior. Este problema no suele ser físico, pero se debe recibir tratamiento para evitar complicaciones, especialmente psicológicas.
Clasificaciones relacionadas con la eyaculación precoz
Este problema puede calificarse en primaria y secundaria. En el caso de la primaria se tratan de hombres que nunca han sido capaces de tener una relación sexual en las que sean capaces de controlar la eyaculación. La secundaria, por el contrario, se trata de hombres que anteriormente sí han conseguido tener eyaculaciones controladas, pero por algún motivo - normalmente relacionado con estrés o ansiedad - han perdido ese control y han comenzado a tener problemas.
Causas de la eyaculación precoz
Una de las principales causas de la eyaculación precoz son los problemas de ansiedad. Este nerviosismo o estrés puede ser causado por varios motivos, entre los que suelen encontrarse el miedo a quedar mal o a hacer el ridículo, el miedo a un embarazo indeseado, entre otras cosas.
Algunas de las otras causas posibles son las causas biológicas, que pueden deberse a una alteración en la sensibilidad que tienen los receptores cerebrales de la serotonina. También encontramos las causas psiquiátricas entre las que encontramos la depresión o el trastorno bipolar.
A esto se le añade causas como el consumo de sustancias entre las que encontraríamos drogas, tabaco, alcohol o algunos fármacos. Además, el tener relaciones sexuales de manera muy infrecuente también puede contribuir a dicho problema.
Cuáles son los síntomas de la eyaculación precoz
El síntoma principal y característico es la incapacidad de controlar la eyaculación
El principal síntoma de quienes sufren este problema es la incapacidad de controlar la eyaculación por menos de un minuto desde iniciada la penetración o incluso sin llegar a iniciarla. Esto puede ocurrir de manera esporádica o en todas las relaciones sexuales, pero en general viene acompañado de una sensación de insatisfacción.
Otros síntomas que pueden acompañar al principal son la ansiedad, estrés, culpa y vergüenza además de frustración. Esta situación puede afectar también al compañero o compañera sexual de quienes padecen esta disfunción y puede acabar generando problemas graves para disfrutar de las relaciones sexuales en ambos.
Prevención y tratamiento de la eyaculación precoz
Una de las cosas que popularmente se dicen para retrasar la eyaculación es la de pensar en otras cosas. Sin embargo, no está demostrado que esta técnica funcione y puede acabar generando más frustración por no lograr su objetivo y por no permitir, además, al hombre concentrarse en disfrutar de la relación sexual.
A pesar de que no existe un método fiable para poder prevenir la aparición de la eyaculación precoz, sí que hay una serie de cosas que pueden intentarse en pos de mantener relaciones sexuales más saludables:
Evitar el consumo de sustancias como alcohol, tabaco o drogas.
Trabajar en la confianza y comunicación con la pareja sexual.
Llevar a cabo juegos preliminares antes de iniciar la penetración.
Llevar a cabo cambios de ritmo.
Seguir una dieta adecuada y realizar ejercicio físico de manera habitual.
Acudir a un profesional de la salud mental para poder recibir un buen tratamiento en el caso de que estemos pasando por una época de ansiedad o depresión.
Solicitar ayuda médica si tenemos episodios repetidos de eyaculación precoz.
En cuanto al tratamiento, dependerá un poco del caso, de su gravedad y de lo que el médico considere más adecuado, pero puede incluir terapia psicológica donde el paciente obtenga las herramientas necesarias para controlar las causas, e incluso ayuda de fármacos en los casos en los que la terapia no funcione.
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