A veces cuesta introducir pescado en nuestra dieta semanal, cuando es una fuente de proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales, con pocas calorías y múltiples formatos en el mercado para cocinarlo fácilmente. No hay que olvidarse de variar entre pescado blanco y azul, y el salmón al horno es de los platos más sencillos que podemos preparar todo el año.
Un formato cómodo son los filetes gruesos de salmón, limpios de espinas pero con piel, que según el tamaño pueden cundir para dos personas, y que podemos encontrar ya envasado en fresco o congelado, o podemos pedirlo así en nuestra pescadería. Para evitar que se reseque y para suavizar el sabor más fuerte que tiene el pescado azul, solo tenemos que cubrirlo con una salsa de limón y mostaza que dará un toque más fresco al plato.
Preparamos, opcionalmente, una salmuera al 10% para que el salmón tenga mejor textura y evite "sudar" al cocinarse. Para ello, secar el pescado con papel de cocina y sumergir en los 500 g de agua con 50 g de sal fina disuelta. Dejar 20 minutos, y mientras tanto precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo.
Lavar y secar el perejil y el cebollino, picando ambos por separado y reservando el segundo para servir. Rallar finos en un cuenco los dientes de ajos y la piel del limón, solo la parte amarilla. Exprimir el zumo encima y mezclar con el aceite de oliva, la mostaza, el vino opcional, pimienta negra y una pizca de sal. Añadir el perejil y mezclar.
Escurrir el pescado con cuidado, secar con papel de cocina y disponer en una bandeja de horno cubierta con papel sulfurizado, con la piel hacia abajo. Cubrir con la mezcla de limón y mostaza, extendiéndola bien, e introducir en el horno a media altura.
Hornear durante unos 18-20 minutos, o hasta que esté al punto deseado, según el tamaño, procurando que no se pase para que no se reseque. Servir con cebollino picado y un poco más de ralladura fina de limón.
Con qué acompañar el salmón al horno
El salmón al horno con limón es un pescado saciante que podemos tomar tanto en el almuerzo del mediodía como para la cena, que según nuestras necesidades u horarios podemos completar con una guarnición más o menos nutritiva. Si queremos que esta sea ligera o baja en hidratos, la mejor opción son verduras como hojas verdes, calabacín o coles como el brócoli, que podemos hacer también al horno aprovechando que lo tenemos encendido. Si buscamos un acompañamiento más energético, podemos preparar una ensalada de patata, arroz o verduras más ricas en almidón, como boniato.
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