Normalmente asociamos la hidratación con beber agua, algo lógico. Pero si nos hidratamos, sobre todo haciendo deporte, es porque perdemos líquido. Por tanto, otra forma de hidratarse sería evitar las pérdidas de líquido, al menos de manera tan abundante.
Ahí es donde entra la estrategia de hidratación basada en refrescarnos. Es lo que yo llamo la hidratación oculta. Al fin y al cabo perdemos agua con la termorregulación para evitar que nuestro cuerpo se sobrecaliente, por tanto si refrescamos nuestro cuerpo con agua fría, la pérdida de líquido se hará menor y no necesitaremos reponer tanta agua.
El otro día mientras la selección española de fútbol esperaba para jugar la prórroga contra Italia, pudimos ver cómo los jugadores se hidrataban, pero sobre todo, como muchos de ellos se echaban agua fresca por encima e incluso se ponían bolsas de hielo en la zona cervical.
Podemos decir que refrescarnos en un método de prevención contra la deshidratación. Sobre todo en deportes de larga distancia, llega un momento en que el cuerpo no es tan eficiente para absorber el agua que le damos, por eso es preferible evitar pérdidas de líquido a su reposición.
Yo por ejemplo ahora en verano cuando salgo con la bici, suelo llevar un bidón con agua semicongelada para echarme por las piernas y cabeza de vez en cuando. La sensación de frescor es notable y hace que mi cuerpo no pierda tanta agua.
Por supuesto, agua hay que beber, y más ahora en verano con la subida de las temperaturas, pero la estrategia de refrescarnos debe ser otro factor más a tener en cuenta en nuestra hidratación.
Imagen | Sooraj Shajahan
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