Uno de los principales enemigos de los que acudimos al gimnasio son las lesiones. Todos las tememos, ya que padecerlas hace que nuestros entrenamientos se retrasen y debamos guardar reposo por más tiempo. Pero el problema no está solamente en las lesiones, sino que los dolores y molestias derivadas del cansancio o las malas posturas pueden desencadenar una serie de efectos negativos en el organismo que se conoce como vulgarmente como reflejo.
Seguro que en más de una ocasión nos ha pasado que nos hemos hecho daño en alguna parte del cuerpo y por evitar aumentar el dolor en esta zona hemos conseguido no solo agravar el problema, sino provocar un dolor en otra parte. Es importante que sepamos por qué se produce esto y como evitarlo.
Normalmente los causantes de estos dolores reflejo son malestares leves que simplemente representan en nuestro cuerpo una molestia derivada de un exceso de entrenamiento o una mala postura a la hora de realizar la rutina. En estos casos no solemos dejar de entrenar, sino que acudimos al gimnasio y lo único que hacemos es intentar no hacernos más daño adoptando posturas que en la mayoría de los casos son forzadas para evitar que la zona resentida se agrave.
Realizar esto es contraproducente para nuestro cuerpo, ya que al adoptar una postura forzada para evitar que el dolor de la parte afectada vaya a mas, lo que hacemos es forzar otra parte y conseguir desarrollar en esta parte una lesión que termina por ser un dolor y en muchos casos puede llegar a ser mucho más grave que el malestar originario. Este hecho es lo que se conoce como dolor reflejo y se puede evitar si curamos del todo el dolor o la molestia original en vez de acudir a entrenar con ella con total normalidad.
Para evitar que un dolor persista en el tiempo y podamos llegar a desarrollarnos otro aún mayor es importante que tomemos medidas al respecto. La primera de todas es evitar entrenar cuando el dolor hace acto de presencia en cualquier parte de nuestro cuerpo. Sobre todo debemos evitar entrenar esa parte del cuerpo para así conseguir que se recupere de ese dolor que en la mayoría de los casos está provocado por un sobreentrenamiento que se soluciona con descanso.
Es importante que estiremos para evitar que se produzca en nuestro cuerpo este tipo de malestar, ya que los estiramientos son la mejor manera de mantener unos músculos y unas articulaciones jóvenes y libres de tensiones, que suelen ser las causantes del dolor. Además de los estiramientos el descanso es fundamental, al igual que mantener una postura correcta mientras entrenamos para evitar de esta manera realizar giros forzados que acabarán generando en nuestro organismo diferentes dolores originados a raíz de otros.
Imagen | assbach
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