Desde hace un tiempo se han puesto de moda entre los deportistas amateur las máscaras que simulan el entrenamiento en altitud y que prometer mejorar nuestra condición física si entrenamos con ellas. La premisa es que generan una situación de hipoxia (menor inhalación de oxígeno al respirar) similar a la que se produce cuando se entrena en altitudes elevadas como la alta montaña.
Esta situación de hipoxia natural, que se consigue trasladándonos a altitudes elevadas durante un período de tiempo largo (un mes como mínimo) es capaz de aumentar y mejorar la capacidad respiratoria de los atletas, así como de provocar cambios a nivel hematológico (aumento de la concentración de hemoglobina en sangre, que supone una aparición más tardía de la fatiga). ¿Pueden hacer lo mismo por nosotros las máscaras de hipoxia?
En primer lugar hay que decir que, al tratarse de algo relativamente novedoso, aun no existen muchos estudios al respecto, pero los que existen hasta ahora, como el de Sellers o el de Porcari, ambos de 2016, no ofrecen buenos resultados para las máscaras de hipoxia.
Las máscaras de hipoxia regulan la entrada de aire a través de la boca y de los orificios nasales permitiendo una entrada menor de oxígeno que en condiciones normales. Esto sí hace que la percepción del esfuerzo al entrenar con la máscara sea mayor, pero no provoca mejoras en otros aspectos como pueden ser la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el umbral del lactato o la saturación de oxígeno.
Esto puede deberse a varias razones: una de ellas, como apunta en este artículo el entrenador Fernando Zarzosa, responde a que entrenar durante un par de horas con una máscara de hipoxia no equivale a vivir en altitud durante tanto tiempo como lo hacen los deportistas de élite que se trasladan a otras altitudes. En este aspecto sí ha demostrado ser útil el uso de la cámara de hipoxia en la que duermen algunos deportistas o los entrenamientos de hipoxia intermitente.
A pesar de que, aparentemente, estas máscaras no cumplen todo lo que prometen, en los estudios sí que han demostrado ser eficaces a la hora de mejorar la musculatura respiratoria de aquellos que la han utilizado y sus umbrales ventilatorios.
De momento hay que esperar a que aparezcan más estudios sobre estos accesorios para que conozcamos si realmente sus beneficios pueden equipararse a los de los entrenamientos en altitud.
Más información | Máscaras de altitud, ¿funcionan realmente?, en Fissac
Imagen | Captura de pantalla de Advance Fitness Solutions Limited en Youtube
En Vitónica | La máscara que simula la altitud
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5 comentarios
raulph.lillo
No sé realmente si funcionan o no, lo que si puedo afirmar es que paso temporadas de 7-8 semanas en Bogotá (2.600 mts) y noto mucho la diferencia cuando vuelvo a España (en este caso a un pueblo muy cerca de Granada a 800 mts). Tardo mucho más en cansarme y de media estoy unas 10-15 pulsaciones (Polar V800) por debajo haciendo el mismo tipo de deporte y a la misma intensidad (tenis, pesas y correr). Supongo que si volviera a nivel del mar, la diferencia sería aún mayor. Saludos a todos
milesdavis89
A mí, al margen del rendimiento físico que aún está por confirmar, me parecen útiles para el entrenamiento psicológico, para acostumbrarse a situaciones y sensaciones que se pueden dar durante un combate, por ejemplo.
salamandra1013
La chica de la imagen se parece a Hanibal Lecter.
roninwear
Las máscaras de entrenamiento simulan lo que se siente al entrenar en altitud, pero no los efectos del entrenamiento prolongado en altitud que provoca cambios físicos en el cuerpo incrementando los glóbulos rojos.
Pero como simula la sensación, puede ser útil para personas que van a competir por ejemplo en deportes de mucho desgaste, donde tienes que seguir adelante cuando ya casi no tienes aire. Por ejemplo en los deportes de combate como ya ha dicho en un comentario anterior milesdavis89.
Lo que si está claro es que si no vas a competir o entrenas a un nivel bastante importante, no tiene demasiada utilidad.
jD
Este tipo de entrenamiento lo llevan haciendo muchos años algunos grupos militares, policía, bomberos... con equipo NRBQ. Una de las partes de este equipo es una máscara que lleva acoplada unos filtros de carbono activo con los que respirar se hace bastante difícil.