Podríamos decir que cada terreno tiene sus ventajas e inconvenientes, pero si tuviéramos que elegir, el asfalto es una superficia más lesiva para correr. Evidentemente, nuestra condición física y que estemos más adaptados a un terreno que a otro también cuenta.
En el asfalto van a predominar lesiones típicas por repetición de impactos contra el duro suelo como son: tendinitis, periostitis o fascitis. Mientras que en la montaña son más típicas lesiones como esguinces o contusiones por caídas.
En la montaña el impacto del pie contra el suelo no es tan intenso, lo que ahorra al corredor exceso de carga en el sistema óseo, muscular y articular. De ahí que para iniciarse a correr se recomienden caminos de tierra sin muchos obstáculos.
No obstante las lesiones de un corredor no solo dependen del terreno sobre el que corra, un buen trabajo de musculación para fotalecer articulaciones nos puede librar de muchas lesiones. Al igual que una óptima planificación del entrenamiento para evitar sobrecargas.
Podríamos concluir diciendo que el asfalto es más agresivo para el corredor, pero si se tiene una buena preparación y planificación del entrenamiento, las lesiones son salvables. Y en la montaña tendremos más riesgo de lesión si no dominamos bien la técnica, donde una caída o torcedura puede dar lugar a una lesión más aparatosa.
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Imagen | Gerry Brady
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