Se dice que los hábitos que se adquieren en la infancia son los más sólidos y los que perduran toda la vida, de allí que un estudio reciente tuvo como objetivo conocer si hay una continuidad en los comportamientos alimentarios y si los hábitos de la niñez predicen el riesgo de sufrir trastornos alimentarios en la adolescencia.
Las conductas alimentarias de niños continúan hacia la adolescencia
Dependiendo del entorno familiar, de las costumbres, las emociones, las necesidades y demás, los niños adquieren ciertos hábitos desde que comienzan a ingerir sólidos y hasta cerca de los 6 años de edad.
Estos hábitos aparentemente podrían tener continuidad hacia la adolescencia (y después), siendo por ello predictores de trastornos de la conducta alimentaria.
Así, la investigación publicada en la Revista Británica de Psiquiatría que evaluó a más de 4500 niños, observó una relación entre los hábitos alimentarios que se presentaban en los primeros 10 años de vida y la presencia de trastornos alimenticios a los 16 años de edad.
Es decir, se concluyó que los niños que comían en exceso tenían más probabilidades de sufrir atracones compulsivos y trastorno por atracón en la adolescencia. Mientras que los niños que comían poco y los más selectivos a la hora de comer tenían mayor riesgo de sufrir anorexia.
Si bien el estudio fue realizado por datos informados por los padres durante la infancia de los niños y después, relacionado con datos antropométricos y diagnósticos de trastornos alimentarios en la adolescencia, podemos sin duda decir que los hábitos de los peques resultan clave pues es desde muy niños forman la relación con la comida y en función de ello, desarrollan comportamientos alimentarios específicos.
Entonces, como adultos tenemos que fomentar una relación sana con la comida no obligando ni prohibiendo al momento de comer y respetando el autocontrol o las sensaciones de hambre y saciedad manifestadas por los niños.
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