¿Quién no ha tenido granos alguna vez en su vida? desde luego que es algo tan habitual que no lo damos importancia. El problema reside cuando los granos se generalizan en nuestro rostro y se convierten en algo molesto e incómodo. Es lo que se conoce como acné.
Normalmente el acné se asocia a los jóvenes, aunque no siempre tiene por qué ser así, ya que existen muchas personas adultas que lo padecen. Es cierto que la mayoría de los casos se dan en la edad adolescente, y se caracterizan por la aparición de erupciones en la piel en forma de granos, espinillas o póstulas. La mayoría de las veces es un trastorno que desaparece solo con el paso del tiempo, pero hay casos que se agravan y pueden suponer una amenaza para la persona afectada. Es importante que sepamos qué es para ponerle remedio y evitarlo.
Existen muchas modalidades de acné, pero todos se caracterizan por los abultamientos de la piel a modo de infección. En todas ellas el exceso de grasa es lo que predomina, y es que este exceso es una constante en la pubertad. Tanto en hombres como en mujeres la adolescencia es una época de cambios, el cuerpo segrega hormonas que desencadenan un exceso de grasa en la piel. En muchos casos esto es lo que hace que los poros se infecten y se produzca el acné.
Desajustes hormonales a lo largo de la vida también suelen ser la causa de la aparición del acné tardío. En épocas como el embarazo o la menstruación muchas mujeres experimentan este trastorno. Pero no todas las causas son internas, sino que el uso de aceites corporales, jabones... pueden producirnos acné, lo mismo que utilizar ropa muy ajustada en verano que apenas nos deje transpirar la piel.
Uno de los motivos que siempre se han barajado, pero que últimamente está en tela de juicio es la alimentación. Siempre se ha dicho que comer dulces o alimentos grasos causaba acné, cuando es algo que no está demostrado. Lo que sí es cierto es que la alimentación puede agravar o mejorar la enfermedad.
A pesar de todo podemos evitar que el acné sea un verdadero problema, y es que es una enfermedad que en la mayoría de los casos es pasajera, ya que con el paso del tiempo se va. El problema está cuando se infectan los granos, ya que podemos llegar a desarrollar un verdadero malestar que necesita un control médico. Lo importante para evitar esto es una correcta higiene. Es importante lavar la cara por lo menos dos veces al día con jabones naturales que nos ayuden a mantener la piel libre de bacterias y agentes que puedan infectar los granos y controlar los niveles de grasa.
Es recomendable tomar el sol y darnos baños en el mar, ya que esto acelera la curación del acné. Además, tenemos que tener claro que nunca utilizaremos las manos para reventar una espinilla, ya que no es nada recomendable tocarlas pues aumentaremos la infección y agravaremos el problema. Es fundamental que acudamos a un dermatólogo si vemos que el acné no remite con el paso del tiempo, aunque si mantenemos una correcta higiene no tenemos de qué preocuparnos.
Imagen | Flickr/ autor penmachine
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