Hace unos días me enviaron por las redes sociales el vídeo de una niña mostrando un experimento realizado con un boniato (aunque mal traducido se ha extendido como una patata). En él nos hacía ver la diferencia entre una patata convencional vs una patata ecológica, intentando mostrar lo perjudicial que puede ser la primera para nuestra salud.
Pero ¿cuánto hay de cierto en esto?. Vamos a analizar los experimentos del vídeo para ver exactamente qué diferencia existe entre una patata normal y una ecológica y cómo puede afectar directamente a nuestra salud.
En primer lugar, nos muestran cómo a una patata comprada en supermercado no presenta nuevos brotes a pesar de introducirla en agua durante varias semanas, mientras que en la patata ecológica sí crecen.
El culpable de que no se produzcan brotes en la patata convencional, es la sustancia química llamada Bud Nip o clorprofam. Pero ¿qué es exactamente el clorprofam? Simplemente es una sustancia química que inhibe la germinación en la patata y otros vegetales, evitando el crecimiento incluso de malas hierbas. En el caso de la patata se utiliza precisamente para que la parte nutritiva de la patata aguante más tiempo y podamos aprovecharla.
Como en todos los casos, esta sustancia puede ser tóxica, pero depende de la dosis en la que la ingiramos. En el caso del clorprofam la IDA (ingesta diaria admisible) es de 0.05mg/kg de peso corporal al día, es decir, una persona de 70Kg puede consumir hasta 3.50 mg durante todos los días de su vida sin que corra ningún tipo de riesgo.
Lo curioso de todo esto es, que si nos excedemos de dicha sustancia, el peligro que corremos es tener una reducción en la ganancia de peso, descenso de hematocrito y hemoglobina y un incremento de reticulocitos en sangre, es decir, se considera según la EPA ligeramente tóxico (categoría III), escala donde el uno es "altamente tóxico" y el cuatro "prácticamente no tóxico".
En cuanto a la cantidad de clorprofam que permiten es de 10 mg/kg de patata, analizándolo en una dieta normal y variada, supondría el consumo de un 0.60% de la IDA mencionada anteriormente. Con lo que no constituye ningún riesgo para la salud del consumidor.
Soy partidario de comprar siempre los productos lo más naturales posibles, pero tampoco debemos volvernos locos y pensar que todas las frutas y verduras que no tienen la etiqueta "eco" son malas. Así que podéis seguir consumiendo tranquilamente vuestros boniatos y patatas convencionales sin preocuparos del daño que pueda causaros el clorprofam a vuestra salud.
Vía | Gominolasdepetroleo
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