La nata montada con azúcar es un agregado muy frecuente en los postres y pasteles, pero la combinación de nata y azúcar puede resultar peligrosa, pues las grasas saturadas de la nata sumadas a los azúcares simples que se utilizan para montar la misma, influyen notablemente en el centro de recompensa del organismo y no nos sacian, sino que por el contrario, nos estimulan a continuar comiendo.
Además de aportar muchas calorías y no brindar demasiada saciedad, es justamente la combinación de grasas y azúcares la que puede provocar una adicción a los alimentos, pues nos genera una recompensa placentera tras su consumo que nos demanda más y más de dicha comida.
Por ello, la nata y el azúcar van mejor separados, o bien reservando estos dos ingredientes a comidas específicas y poco frecuentes, ya que si a diario consumimos una combinación de este tipo, necesitaremos más para sentir placer y afectaremos la calidad de la dieta, así como la salud de manera negativa. La mezcla de grasas y azúcares, mejor presente con moderación en nuestra mesa.
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