Elaborar nuestro currículo vitae, tanto si estamos buscando trabajo, como si lo que pretendemos es una mejora laboral, puede ser complicado. Hemos escuchado diferentes versiones de lo que tenemos que incluir en nuestros currículos: no más de dos páginas, más de dos si es necesario, tan solo una, incluir solo la información relevante, incluir toda la información sobre nosotros que podamos, y un largo etc.
Por eso no es de extrañar que, cuando somos deportistas, dudemos si incluirlo o no en la información de nuestro currículum vitae. Después de todo, ¿qué podría decirles de nosotros a nuestros posibles contratantes el saber que somos deportistas? Para descubrirlo, hemos hablado con tres responsables de Recursos Humanos (RRHH): Carolina Mouné, Responsable de RRHH del Grupo Adecco, David Garrote (@davidmespresso), Talent Acquistion & Employer Branding Specialist para Lidl España además de co-fundador de HR AFTERWORK, la mayor comunidad alternativa de Recursos Humanos y co-autor del libro Rendimiento Grupal en Emprendedor y con Lucía de Palacios Sanz, Digital HR Generalist,
Incluir o no incluir en el currículo que somos deportistas
La respuesta, para los Responsables de Recursos Humanos con los que hemos hablado es que no es obligatorio y depende del momento vital y deportivo en el que estemos, pero puede ser interesante incluirlo. Lucía de Palacios considera que no es un must have: va dentro de la personalidad de cada uno. Pero si te gusta hacer deporte, te sientes orgulloso de ello y es algo que haces diariamente sí, lo recomendaría, es más ¿por qué no?".
Para David Garrote depende del momento deportivo en el que estemos y de si ayuda o no a diferenciarnos de otros candidatos: "el objetivo principal a la hora de realizar un currículum vitae siempre, siempre, es diferenciarse de los demás, aportar un valor añadido que llame la atención frente a otras candidaturas". Garrote pone el ejemplo de un recién titulado sin experiencia laboral: "Imaginemos que esta persona cuenta a sus espaldas con más de diez años compitiendo deportivamente a primer nivel, y lo que es más importante, compaginándolo con su carrera académica. En este caso, incluir esta experiencia deportiva puede no solo ser diferenciador, sino llegar a convertirse en la piedra angular del currículum vitae".
Carolina Mouné considera que el currículo debe representar quienes somos: "al profesional de RRHH le da mucha información la actividad o actividades que hacemos en nuestro tiempo libre y le va a permitir conocer mucho mejor si la persona encaja o no con la posición o vacante para la que está aplicando". Garrote considera que es importante que tengamos en cuenta nuestro contexto y a dónde estamos enviando el C.V. Lo resume en una frase sencilla: "incluir o no la actividad deportiva en el currículo, como cualquier otra línea que queramos incorporar, dependerá de qué valor diferencial nos aporta para el ejercicio de un puesto de trabajo concreto".
Una duda que puede surgirles a aquellos que no se dedican al deporte de forma profesional, sino más bien como un hobby o de manera más amateur, es si al no ser profesionales podrá resultar interesante informar de ello en el currículo o no aporta nada. Para Lucía resulta muy importante que, si nos dedicamos al alto rendimiento, lo incluyamos siempre, pero no solo: "no creo que haya un nivel para marcar si es relevante o no. Insisto, si te gusta, te lo crees, es un hobby o simplemente estás orgulloso de practicarlo, puedes ponerlo".
David considera que aportar esa información puede dar base para demostrar ciertas habilidades como las denominadas soft y hard skills: "ejemplos de hard skills son el manejo profesional de una lengua extranjera, certificaciones, uso de programas informáticos, etc. Ejemplos de soft skills son trabajo en equipo, comunicación, flexibilidad, persuasión, gestión del tiempo, etc.". Para Garrote las primeras son fáciles de demostrar, pero no así las soft skills: "las soft skills no son tan fáciles de medir en un proceso, por lo tanto, necesitamos utilizar evidencias: contexto, acción y resultados" y ahí entraría la realización de deporte, por ejemplo.
Saber que somos deportistas aporta información a nuestros contratantes
Carolina Mouné considera que el tipo de deporte que elegimos dice mucho sobre nuestras preferencias: "el fútbol, baloncesto, balonmano, voleibol, rugby, etc., son deportes que se practican en equipo y desarrollan capacidades como trabajo en equipo, orgullo de pertenencia o lealtad. El atletismo, ciclismo, tenis, esgrima, danza, etc., que tienden a ser deportes que se practican de manera más individual, mejoran las capacidades de resiliencia, esfuerzo o automotivación".
Además, Mouné indica que la práctica de deporte denota capacidad para asumir responsabilidades: "si la práctica del deporte se compagina con estudios o trabajo, podemos inferir que la persona tiene la capacidad de organización, planificación y de poder realizar varias tareas al mismo tiempo". Garrote sigue está misma línea indicando que les ayuda a tener información sobre características de la personalidad e incluso habilidades mentales: "suelen destacar competencias tales como el establecimiento de metas, las estrategias de control del pensamiento, el desarrollo de planes efectivos o la preparación mental frente a los retos".
Por su parte, para Lucía de Palacios, hay además información añadida que resulta valiosa: "una persona que hace deporte tiene menos problemas de salud, más actividad, más motivación y su estado de ánimo se eleva. Por ende, si eres una persona sedentaria, hay mayor facilidad de contraer enfermedades". Además, se refiere a la constancia, perseverancia, esfuerzo y voluntad que denotan. En este sentido, Garrote aporta un dato interesante: "en Estados Unidos existen portales de empleo especializados que solo aceptan college athletes (como Athlete Network) destacando antes los reclutadores factores como el sacrifico, el compromiso, los valores o la ambición de estos perfiles".
Uno podría plantearse, entonces, qué diferencia podría suponer en un proceso de elección el incluir o no que somos deportistas. Para Carolina Mouné y Lucía de Palacios, esta información no es determinante a la hora de seleccionar a un candidato: "no se mide a la persona por sus hobbies o por el deporte que haga, si no por su valía y calidad humana" indica Lucía. Carolina se muestra de acuerdo con esto y recuerda: "a la hora de tomar la decisión, se tienen en cuenta diferentes aspectos como la entrevista, las pruebas psicotécnicas o las referencias. Actualmente lo que las empresas contratan no es solo el currículo, sino la actitud y competencias que cada candidato aporte".
En cualquier caso, Garrote refiere que sí puede ser de ayuda a la hora de diferenciarnos de otros candidatos: "la gran diferencia que puede suponer en un proceso de selección es, precisamente, la diferenciación. Poner en valor algo que llama la atención frente al resto de candidaturas para avanzar hacia el siguiente nivel de un proceso de selección".
Por ello, si estamos preparando nuestro currículo y tenemos la duda de si incluir o no la información sobre nuestra actividad deportiva, los responsables de Recursos Humanos consideran que puede ser una buena idea. "Si te gusta, te sientes orgulloso y forma parte de tí, claro que sí. Es una manera de conocer más a la persona que tienes enfrente" señala Lucía.
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