Cuando hablamos de un "constipado" es fácil recordarlo por los estornudos y la congestión nasal. Sin embargo, diferenciar entre una gripe, un resfriado y su empeoramiento es más complicado.
¿Cuáles son las causas, los síntoma y sus diferencias? Entender sus cambios y cómo nos afectan es relativamente sencillo si prestamos atención. Hoy vamos a "diseccionar" este malestar para ayudar a prevenir su aparición y tratar de mitigar sus molestos efectos.
¿Qué tengo, resfriado o gripe?
Lo primero y más importante es saber distinguir: una gripe no es lo mismo que un resfriado. Más allá de sus primeras sintomatologías, que son muy parecidas, el origen de ambas es distinto y esto es importante. El resfriado común aparece como consecuencia de la infección por rinovirus (principalmente) o coronavirus. La gripe, por otro lado, se la debemos a los influenzavirus. Todos estos se transmiten por las secreciones corporales, lo que incluye las gotículas de saliva que expulsamos con el aliento y los estornudos.
Aunque tienen en común la congestión y los estornudos, en realidad son muy distintas. El resfriado, por ejemplo, tiene como síntomas la irritación de los ojos, sequedad de garganta, dolor y malestar general, tos y estornudos, además de una secreción nasal que puede ser suave o moderada. En los casos más graves, también causa dolor de cabeza y mareos. Rara vez cursa con fiebre, aunque si la infección empeora o abre paso a otras infecciones, esta puede presentarse.
En contraposición, la gripe cursa con síntomas muy, muy parecidos al resfriado, pero más intensos, que pueden llegar a ser graves. Los síntomas de la gripe comienzan de manera brusca y duran más tiempo que los del resfriado. En algunos casos, cuando la persona se considera de riesgo, por su estado de salud, la gripe puede tener consecuencias importantes, incluso letales.
Síntomas para saber qué te está pasando
Tenemos un constipado, ¿es un resfriado común o una gripe? ¿Va a peor o a mejor? Revisemos un poco la sintomatología y su evolución. Los resfriados suelen durar de tres a cinco días en su desarrollo normal. Los primeros días los síntomas son más suaves, dándose el pico de malestar en los días intermedios, que es cuando nuestro sistema inmunitario está combatiendo en todo su auge. La gripe, por el contrario, suele mostrar síntomas más intensos desde el comienzo, y puede durar fácilmente una semana. Por supuesto, esto son generalidades y no funciona igual en todo el mundo.
Tanto en un caso como en otro, podemos encontrarnos con una manifestación muy molesta: el dolor en el pecho. Este, normalmente, se debe a una inflamación de las vías superiores como consecuencia de la infección. Cuando dicha afección se torna algo más grave puede ocasionar fiebre, que es una respuesta del cuerpo para tratar de eliminar el virus. Pero, además, la propia infección podría ocasionar una oportunidad para que algunos microorganismos, normalmente bacterianos, aprovechen y provoquen otras infecciones.
En tales casos podríamos estar desarrollando una bronquitis aguda. Esta consiste, grosso modo, en un agravamiento de la inflamación de las vías respiratorias. Comienza entonces a formarse moco y se producen toses molestas. De nuevo, esta es una medida de defensa para tratar de controlar la infección. También de forma general, podemos decir que este proceso puede darse tanto con el resfriado común como con la gripe, aunque, por su intensidad, es relativamente más fácil que ocurra con esta última.
Tratamiento y prevención del resfriado y la gripe
Ya tenemos los primeros indicios de que algo no está funcionando adecuadamente. ¿Qué debemos hacer? Tanto la gripe como el resfriado carecen de tratamientos específicos. Lo primero es ir al médico, por supuesto. Lo más seguro es que nos recomiende llevar cuidado, tomar líquidos y, en caso de que haya fiebre, algún antipirético y/o antiinflamatorios. Sin embargo, es importante que acudamos al especialista en caso de sufrir síntomas de dolor en el pecho.
No es común, pero una infección pulmonar puede terminar en un episodio muy desagradable. Como tenemos dolor en el pecho sabemos que algo está yendo mal y es conveniente determinar qué y cuánto de mal. En general, una bronquitis cogida a tiempo no deja de ser una pequeña enfermedad molesta, así que más vale prevenir. Esto es especialmente importante para personas consideradas "de riesgo", que son aquellas inmunodeprimidas, con problemas respiratorios o cardíacos, mayores, muy niños, etc.
Además del tratamiento, en el caso de la gripe existen los de prevención en forma de vacuna, aunque no son del todo efectivos. Su eficacia depende del origen (el tipo de cepa en el caso del virus, por ejemplo) y de la reacción del paciente. En general, tanto para la gripe como para el resfriado, es mucho mejor prevenir de manera mecánica, evitando exponernos a mucha gente, en ambientes demasiado húmedos o secos, el contacto con personas enfermas, y poniendo otras medidas que usar ningún otro tipo de prevención.
La alimentación y otras costumbres de nuestro estilo de vida también nos ayudarán a prevenir la enfermedad, aunque, en general, estas solo nos afectarán de manera sutil. No, no funcionan los remedios milagrosos relacionados con ese montón de leyendas y costumbres: vitamina C, miel caliente, abrigarnos muy bien... todo esto está más relacionado con nuestras supersticiones que con una evidencia científica sobre estos temas.
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