Os traigo uno de esos vídeos de anatomía 3D (eso sí, con voces en inglés) que puede resultar muy didáctico para comprender un tejido que cambia y se fortalece con el ejercicio, y no, no me refiero a los músculos, sino a los huesos, al esqueleto.
El hueso: Un tejido vivo.
Todavía hay quien piensa que el hueso, el esqueleto, es un sistema inerte. Un elemento de sostén, que tiene que ser fuerte y resistente, pero que está ahí, de forma pasiva.
Sabemos de sobra que esto no es así: el hueso reacciona y se adapta a los cambios en el entorno. Es un tejido vivo, vascularizado, que cambia constantemente para adaptarse a las necesidades de la persona.
En el vídeo (0:18) hace la diferenciación entre hueso compacto, la capa que recubre el hueso, y el hueso esponjoso, el que está en el interior. El hueso compacto es denso y fuerte, es donde se insertan músculos y ligamentos. El hueso esponjoso es más ligero, está vascularizado, tiene gran cantidad de huecos (trabéculas óseas) y contiene la médula ósea, donde se forman las células sanguíneas (en los huesos largos).
Tipos de células en el hueso
En el vídeo (0:51) las detalla.
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Osteoblastos: Las encargadas de construir hueso.
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Osteocitos: Células óseas maduras.
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Osteoclastos: Las células que destruyen hhueso.
No me extenderé muco más con los acontecimientos del vídeo, pues quiero centrar vuestra atención en otros temas, como el efecto que podemos tener sobre la buena salud de nuestros huesos, y cómo el ejercicio nos ayuda en esta tarea.
El hueso está en continua remodelación, adaptando su estructura a las necesidades. Por ejemplo, para hacer más resistente aquellas partes del hueso que sufren mayores tensiones, torsiones, esfuerzos. En esas zonas se generan líneas de fuerza, que son zonas donde las trabéculas óseas del hueso esponjoso se agrupan en el sentido en que se producen los esfuerzos, para fortalecer el hueso en esas zonas donde más se necesita, como vemos en la imagen.
El ejercicio como remodelador del hueso.
Los astronautas tienen que mantenerse haciendo ejercicio cuando están en el espacio. Aun así, pierden una gran cantidad de hueso. Con la edad y otros factores también se produce pérdida de densidad ósea (osteopenia u osteoporosis en casos más severos).
La acción de los músculos, así como la gravedad, el transporte de pesos, y, en general, el ejercicio con cierta intensidad es un factor de estímulo para remodelar el hueso y forzar a que se genere un hueso más preparado para soportar este tipo de esfuerzos.
La alimentación y la actividad al aire libre (recordemos que es necesario el sol para la correcta asimilación del calcio) también son muy importantes, pues el esqueleto necesita los elementos necesarios para realizar la correcta remodelación.
El estilo de vida también influye, pues por ejemplo tomar alcohol o fumar puede retrasar la consolidación ósea, por ejemplo, en el caso de la recuperación después de una fractura.
Espero que este repaso sirva para recordarnos cómo podemos mejorar las salud de nuestro esqueleto. Nuestro estilo de vida es fundamental para lograrlo. Y tú ¿cuidas correctamente la salud de tus huesos?
Vídeo | Canal de Youtube de Biology Videos
Imagen | Wikimedia Commons