Vivimos en un mundo interconectado en el que el poder de internet y sobre todo de las redes sociales es muy fuerte. Hoy en día cada acto y cada acción o toma de decisión dentro de una compañía e incluso en la vida privada de todos nosotros está marcada por lo que los demás piensan o comentan en redes sociales. Es por ello que no podemos escapar de esta influencia a la hora de trabajar nuestra imagen física y los objetivos que queremos conseguir.
Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest… son algunas de las redes sociales que más utilizamos a diario y algunas de las más influyentes a la hora de marcar nuestros objetivos y la percepción que tenemos de nosotros mismos y de nuestro físico. Actualmente se está desarrollando una imagen, que en muchos caos es irreal, de lo que deberíamos lograr con los entrenamientos. Es cierto que el poder beneficioso de las redes sociales es alto, pero también pueden hacer mucho daño a la hora de conseguir o no una serie de objetivos.
Las redes sociales, una herramienta perfecta para aprender más y motivarnos
Las redes sociales nos han abierto muchas puertas, y es que gracias a ellas nos estamos dando cuenta de que existen muchas personas interesadas en el deporte y los entrenamientos. A través de ella podemos generar comunidad y conseguir mejorar técnicas, aprender nuevos ejercicios, nuevas disciplinas… Además de esto conseguiremos en muchos casos una motivación extra para lograr nuestros objetivos.
Las redes sociales en estos casos son un perfecto escaparate para mejorar nuestros resultados. Como comentábamos antes, la comunidad que se crea hace que los intereses se intercambien y se compartan y así conseguir mejores marcas. Es la mejor manera de sentirnos acompañados por personas que tienen nuestros mismos intereses. Podemos seguir muchos perfiles y usuarios que disertan los entrenamientos y que a través de sus explicaciones nos ayudarán a mejorar enormemente.
Las redes sociales pueden crear distorsiones y creencias erróneas
A pesar de todo esto, existe una cara B de las redes sociales. Muchas veces los perfiles que nos rodean o que consultamos diariamente nos muestran cuerpos perfectos, convirtiendo las redes en un escaparate que hace que busquemos un ideal que en muchos casos es ficticio. En este punto los beneficios que nos van a aportar ya serán más dudosos, pues en muchos casos nos trasmitirán una imagen errónea de lo que podemos conseguir.
No debemos olvidar que en muchos casos las imágenes de cuerpos perfectos que se muestran están retocadas o tomadas desde ángulos favorecedores que resaltan determinadas partes. El problema de esto no está en reconocer esto, sino en aquella personas que se obsesionan con conseguir una imagen idílica e irreal. En muchos casos el referente a la hora de marcarse objetivos es esa imagen que reciben a través de las redes sociales.
El peligro de la frustración y no alcanzar las metas marcadas
Esta percepción errónea no es nada beneficiosa, pues generará en nosotros unas expectativas muy elevadas que llevarán consigo unas metas espartanas. A pesar de todo, en muchos casos serán imposibles de conseguir, ya que lo que realmente estamos buscando es un irreal. Esto puede llevar a la frustración y a hacer verdaderas barbaridades a la hora de entrenar, e incluso de alimentarnos. Podemos llegar a desarrollar trastornos que pueden poner en riesgo nuestra salud.
Por ello es importante que sepamos que no todo lo que vemos a través de las redes sociales es verdad. Al final cada usuario nos muestra lo que realmente quiere. Simplemente se trata de un trozo de un todo, una pequeña parte de una realidad que en muchos casos es totalmente diferente de lo que se muestra. Es importante que sepamos esto y que hagamos un uso adecuado de las redes sociales para evitar que tengamos una percepción errónea de nuestro cuerpo y de nuestras metas.
Imagen | Simon Imagen 2 | Blogilates
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