Cuando una mentira se repite mil veces, se convierte en verdad. Eso ocurrió con el embarazo y la actividad física, y aún colean sus efectos secundarios. Una de las preocupaciones es que el ejercicio pueda socavar la función placentaria en la mujer embarazada. Una reciente investigación aporta evidencia científica eliminando ese mito, y además dándole la vuelta: el ejercicio mejora el flujo de nutrientes y oxígeno a la placenta en embarazos sin patologías.
La mamá embarazada debería realizar ejercicio físico por su salud y la del bebé
De unos años a esta parte la mujer está ocupando el lugar que merece en las investigaciones en ciencias del deporte. Incluso no deja de crecer la evidencia científica en este género ya que están sujetas a unas etapas muy interesantes a nivel de investigación, que el hombre no cursa: ciclo menstrual, embarazo y menopausia.
Respecto al embarazo la evidencia científica ya establece pautas y recomendaciones para realizar entrenamiento durante esta etapa. Siempre que no haya ninguna patología o situación de riesgo que excluya a la mujer embarazada de la participación en ejercicio físico, será beneficioso que lo realice, tanto para ella como para el feto.
Al ser una rama aún con mucha información por esclarecer, no estaba claro si el ejercicio podía aumentar el estrés placentario. Este estudio arroja luz sobre este tema y sugiere claramente: el ejercicio de intensidad leve y moderada aumenta la angiogénesis, pero no aumenta el estrés placentario en embarazos saludables.
El ejercicio físico mejora la vascularización de la placenta
La angiogénesis es el proceso fisiológico que ocurre cuando se forman vasos sanguíneos nuevos a partir de los vasos sanguíneos que ya existen. Eso se traduce en un mayor flujo de sangre a la placenta, que a su vez influye directamente en un mejor aporte de oxígeno y nutrientes a la placenta.
Esa conexión mejorada entre madre y feto es otro de tantos beneficios que nos aporta el ejercicio físico durante el embarazo. En un periodo vital tanto para la madre como para el niño, es indispensable hacer todo aquello que sume, alejándonos de lo que reste.
El sedentarismo y los hábitos poco saludables reducen la vascularización de la placenta
No es recomendable el reposo, salvo que sea por prescripción médica al existir alguna característica por la que la realización de ejercicio físico tenga más riesgos que beneficios. De hecho el reposo es contraproducente en varios aspectos para la salud de la madre y del feto.
Respecto al tema que nos ocupa, si el ejercicio físico ayuda a desarrollar un mejor flujo de sangre a la placenta, el sedentarismo y los malos hábitos lo limitan. Gracias a estudios como el que hemos analizado, esas mentiras repetidas mil veces, comienzan a convertirse en mentira.
Imágenes | iStock
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