El cuerpo se mueve y funciona gracias a los alimentos que ingerimos que son el combustible para que podemos realizar las diferentes funciones físicas básicas de todo ser humano. Estos nutrientes que nos aportan los alimentos el cuerpo los transforma en energía y es necesaria para poder mantenernos en pie. La alimentación es la fuente de esta energía, pero a pesar de ello todavía es mucho lo que desconocemos al respecto, tanto que existen muchos errores frecuentes en lo que a la energía se refiere.
Antes de nada debemos tener claro que todos los alimentos nos aportan energía en mayor o menor medida. La principal fuente de energía son los hidratos de carbono, que nos brindan un tipo de energía rápida y fácilmente asimilable y transformable por el organismo. Por ello es necesario que los hidratos de carbono estén presentes en todas las comidas, ya que el cuerpo los necesita para funcionar. No debemos abusar de ellos, pero deben estar presentes de manera moderada en alimentos como el pan, el arroz, las pastas...
Partiendo de esta base en lo que se refiere a los hidratos de carbono es necesario que sepamos distribuir la energía a lo largo de las comidas para cubrir los requerimientos del organismo y no incurrir en faltas o excesos en determinados momentos que acabarán acumulándose en forma de grasas. El ritmo de vida que seguimos y los horarios que la mayoría de nosotros tiene son un impedimento a la hora de conseguir una alimentación sana y equilibrada, pues mantener un orden en las comidas y saber distribuir la energía en las mismas es necesario y fundamental si queremos mantener la línea y una buena salud.
El primer fallo que cometemos a la hora de surtir al cuerpo de energía se produce en el desayuno. Según numerosas encuestas la mayoría de las personas adultas no desayuna correctamente, ya que es en esta comida donde debemos surtir al organismo por lo menos de un veinticinco por ciento de la energía diaria, ya que el cuerpo por la mañana es cuando más requerimientos tiene. Por ello es importante que realicemos una comida copiosa en la que haya una gran variedad de alimentos que nos aporten energía, vitaminas y proteínas.
La comida debe constituir otro de los puntos donde recibamos la gran parte de calorías que el cuerpo necesita, por ello es necesario que sea consistente. Una hora adecuada es entorno a las dos de la tarde, que representa la mitad de la jornada. No es aconsejable dejarla para muy tarde, pues el cuerpo requerirá energía, al haber quemado a lo largo de la mañana la que le dimos en el desayuno.
La cena es otra de las asignaturas pendientes, y es que en la mayoría de los casos suelen ser muy copiosas. Esta comida debe ser la más ligera de todas en lo que a calorías se refiere, ya que por la noche el organismo funciona más lento y no necesitaremos tanta energía como por la mañana, ya que la actividad del cuerpo va a ser escasa durante la noche.
Comer mal y no saber distribuir los aportes calóricos a lo largo de la jornada nos hará funcionar a medias y en muchos casos tener un rendimiento escaso, repercutiendo en nuestra actividad cotidiana y en los resultados que vamos a obtener con ella.
Imagen | avidd
En Vitonica |Practicar deporte, un consumo de energía durante y después En Vitonica | Tiroxina, la culpable de que consigamos energía En Vitonica | Hidratos de carbono simples para obtener energía instantánea