La natación es un deporte en el que se utilizan casi todos los músculos del cuerpo, por esta razón podemos pensar que las pulsaciones serán más altas, ya que hay más necesidad de oxígeno. Para un mismo esfuerzo en natación y carrera, en la natación la pulsaciones serán más bajas. ¿A qué se debe esto? A la postura que adopta nuestro cuerpo en cada una de estas disciplinas.
- Natación: cuando estamos nadando la gravedad apenas tiene efecto sobre la sangre que circula por venas y arterias al estar en posición horizontal, por lo tanto costará menos hacer el retorno venoso y el corazón tendrá que latir menos veces por minuto.
- Carrera: la gravedad, en el caso de la carrera, sí hace de las suyas, sobre todo en las piernas, donde las contracciones musculares tienen que luchar contra la gravedad para llevar de nuevo la sangre al corazón. La consecuencia es que el retorno venoso es más bajo y el corazón tiene que latir más veces por minuto para compensar.
Igual ocurre en deportes como la bicicleta o en la máquina de remo, por eso no podemos coger como referencia unas pulsaciones y aplicarlas a la carrera y a la bici o natación.
Si lo que queremos es realizar un entrenamiento con una intensidad similar en la piscina, sobre la bici o corriendo (siempre que dispongamos de un pulsómetro), podemos restar unas 10-15 pulsaciones por minuto a nuestro entrenamiento de carrera para realizar un esfuerzo con la misma intensidad sobre la bicicleta o en la piscina: si corriendo entreno a 160 pulsaciones por minuto y quiero hacer la misma intensidad en bici, debería mantenerme en unas 150 pulsaciones por minuto.
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