Las genética influye grandemente en el riesgo de sufrir enfermedades como la demencia, pero así como en la obesidad por ejemplo, el estilo de vida puede moderar la expresión de los genes. Por eso, aunque tengamos predisposición genética, los buenos hábitos podrían reducir el riesgo de sufrir demencia.
Estilo de vida sano beneficioso a pesar del alto riesgo genético
Un estudio recientemente publicado en la revista JAMA, evaluó la relación entre el riesgo genético y el estilo de vida en el desarrollo de demencia. Se analizaron datos de más 190 mil personas de 60 años promedio durante 8 años.
Se categorizó a los participantes en riesgo alto, intermedio o bajo de sufrir demencia según los genes y se dividió en estilos de vida favorables, intermedios y desfavorables considerando diferentes hábitos como la práctica de ejercicio, la condición de fumador/a o no y la calidad de la dieta así como la ingesta de alcohol.
Teniendo en cuenta estas categorías se llegó a la conclusión que el riesgo de sufrir demencia era considerablemente más elevado en quienes tienen predisposición genética. Sin embargo, cuando los hábitos fueron favorables la incidencia fue significativamente menor que cuando el estilo de vida fue desfavorable.
Es decir, independientemente del riesgo genético, un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de demencia. Por ello, aunque tengamos predisposición genética podemos hacer mucho para prevenir o retrasar el desarrollo de esta enfermedad a través de nuestros hábitos.
Así, recomendamos reducir al máximo la ingesta de azúcares añadidos que se han asociado a demencia y alcohol, evitar el tabaquismo y priorizar el consumo de grasas saludables, hidratos complejos, fibra y alimentos ricos en vitaminas y minerales varios. Es decir, llevar una dieta de alta calidad nutricional junto a ejercicio regular y descanso correcto podría ser clave para protegernos ante la demencia.
Imagen | Pixabay
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