Las pseudoterapias puede aparecen en los lugares más insospechados: peluquerías, centros de belleza, clínicas alternativas, hospitales privados, consultas médicas... Mezclan una terminología médica con una actitud casi esotérica y hacen su agosto gracias a ciudadanos preocupados por su salud y bienestar pero poco informados sobre procedimientos y métodos científicos.
En medio de esta ensalada de pseudoterapias, analizamos algunas de las más habituales, en qué consisten exactamente y lo más importante: por qué son inútiles y algunas, además, muy peligrosas.
1. Homeopatía
La homeopatía es probablemente la más conocida y habitual. Es fácil encontrarla en las farmacias junto a los medicamentos de eficacia científicamente probada e incluso a médicos que la recomiendan abiertamente.
La homeopatía se basa en el principio de que "lo similar cura lo similar", y para ello emplea principios activos diluidos cientos de veces en agua destilada o alcohol. Las diluciones pueden ser tan altas que no quede ni una molécula del principio activo original en el resultado final, algo que no es impedimiento para que tenga efectos gracias a la "memoria del agua".
Los principios y los efectos terapéuticos de la homeopatía no han podido ser demostrados científicamente en doscientos años, a pesar de que decenas de estudios lo han intentado. La conclusión más habitual es que la homeopatía no tiene mayor efecto que un placebo, y que aunque su consumo parezca inocuo, en realidad es peligroso porque aleja a los pacientes de tratamientos efectivos.
2. Reiki y toque terapéutico
Quizá el reiki sea la más conocida de estas dos pseudoterapias, pero ambas se basan en ideas parecidas: el que lo practica afirma poder sentir una supuesta energía vital del paciente y la manipula con sus manos, ya sea tocando las partes del cuerpo o solo situándolas encima, para hacerle sanar. Para ambas opciones, las evidencias científicas son igualmente nulas.
Para empezar, no existe ninguna evidencia de que el mecanismo en el que se basan, esa energía vital que se puede manipular para curarnos exista realmente. Pero aunque existiese y la ciencia simplemente no hubiese encontrado cómo comprobarlo todavía, distintos experimentos han demostrado que los practicantes de estas pseudoterapias no son capaces de saber si están cercanos a otro cuerpo humano si se les vendan los ojos, lo cual parece algo básico a la hora de sanar a otra persona utilizando su energía vital.
Otros estudios han demostrado que terapias de este tipo no tienen ningún efecto sobre el cuerpo humano, y que las investigaciones que parecían indicar que sí sufrían de graves fallos en el diseño de los experimentos o en la lógica de las conclusiones.
3. Flores de bach
En el siglo XIX, el médico inglés Edward Bach llegó a la conclusión, después de estudiar los principios de la homeopatía, de que utilizando diluciones de principios florales era posible tratar estados de ánimo en el ser humano que, de prolongarse demasiado tiempo podían llegar a afectar a su salud.
Así, se llama Flores de Bach a preparados de brandy, agua mineral y extractos de flores. 48 flores en total tienen supuestas propiedades curativas, entre ellas la agrimonia, para ocultar la preocupación tras una máscara de alegría; el manzano silvestre, para el miedo a estar sucio; el acebo, para el rencor, los celos o la envidia; o el pino, para el exceso de sentimiento de culpa. Pueden combinarse según las necesidades del paciente pero nunca mezclando más de siete flores.
Para explicar la ausencia de evidencia científica tras las Flores de Bach hay que empezar aclarando que ni siquiera el propio Bach se molestó en explicar el supuesto mecanismo de funcionamiento de sus teorías, así que comprobarlo o desmentirlo es complicado. Puesto que se basó en principios de la homeopatía, como que una dilución sin moléculas de principio activo puede seguir siendo efectiva, podemos usar los mismos argumentos para asegurar que esta pseudoterapia tampoco tiene sentido científico ninguno.
Para concluir, una revisión sistemática de artículos científicos sobre las Flores de Bach revela que estos "tratamientos", igual que la homeopatía, no tienen mayor efectividad que un placebo.
4. Apiterapia
La apiterapia en general consiste en utilizar con fines terapéuticos productos derivados de la abejas como la miel, la jalea real o el propóleo, pero se utiliza sobre todo para terapias que utilizan el veneno de las abejas (apitoxinas), a veces a través directamente de picotazos de los insectos.
El principal componente del veneno de las abejas es la melitina, un compuesto con propiedades antiinflamatorias, y de ahí el interés de utilizarlo como remedio terapéutico. El problema es que la melitina se mezcla con otros compuestos tóxicos, y en este tipo de terapias se aplican sin ningún control, suponiendo en el mejor de los casos una molestia y en el peor, un peligro para la vida del paciente si este desarrolla una reacción alérgica grave.
Es habitual que esta pseudoterapia se asocie al tratamiento de la esclerosis múltiple. Por ese motivo, la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple de EEUU ha financiado varios estudios para comprobar si la aplicación de veneno de abeja efectivamente tiene algún efecto positivo sobre los afectados por esta enfermedad. Hasta el momento, ni las pruebas en ratones ni los primeros ensayos clínicos dan resultados positivos.
Esto podría cambiar en el futuro, y encontrarse una forma de aplicar de forma controlada y metódica un tratamiento basado en veneno de abeja, pero por el momento no existe y puede resultar peligroso someterse a esta pseudoterapia.
5. Biomagnetismo
El biomagnetismo, ideado en 1988, propone que todas las enfermedades están causadas por un desequilibrio del pH, y que es posible corregir ese desequilibrio, y por tanto curar las enfermedades que causa. Para hacerlo, si sitúa un imán en el punto del desequilibrio, y otro del polo opuesto en un punto de polaridad contraria.
La verdad es que la idea de que un desequilibrio del pH cause nuestras
patologías está presente en otras pseudoterapias, pero su validez no ha sido demostrada. Distintos órganos del cuerpo tienen distintos niveles de acidez, y estos varían de unas personas a otras y, dentro de unos rangos normales, esto no supone un problema de salud. Por otro lado, no hay pruebas de que los campos magnéticos causen efectos perjudiciales o curativos sobre las personas.
De hecho, algunos estudios han tratado de averiguar qué hay de real en los supuestos efectos beneficiosos de productos que confían en los campos electromagnéticos, como pulseras o colgantes, para aportar cierto bienestar, y las conclusiones obtenidas han sido que esos efectos no son superiores a los de un placebo.
6. Hidroterapia de colon
La hidroterapia de colon está basada en la idea de que la comida se pudre cuando llega a nuestro intestino, se adhiere a sus paredes, libera sustancias tóxicas que el cuerpo no puede eliminar y eso nos enferma. Para evitarlo, aplica lavados intestinales introduciendo una manguera a través del recto e introduce agua en su interior, hasta 70 litros por sesión, a veces mezclada con hierbas y otros compuestos.
Asegura que así se pueden tratar desde enfermedades relacionadas directamente con el intestino como la enfermedad de Chron, estreñimiento o hemorroides hasta otras que nada tienen que ver con el sistema digestivo, como acné, alergias o depresión.
Una vez más, la idea en la que se basa esta pseudoterapia no encaja en absoluto con lo que conocemos del funcionamiento de nuestros órganos: la comida no se pudre en los intestinos, y estos son perfectamente capaces en cualquier persona sana de eliminar todos los desechos de nuestra alimentación.
En este caso, la hidroterapia no solo no ha probado tener efectos positivos, sino que además puede ser foco de infecciones intestinales muy graves, pone en riesgo las colonias de bacterias intestinales que nos hacen falta para llevar a cabo la digestión y si no se realiza con cuidado, la inserción de la manguera puede causar desgarros anales e incluso perforaciones intestinales.
7. Osteopatía
La osteopatía fue inventada en el siglo XIX por un doctor estadounidense aficionado ala mecánica que concebía el cuerpo humano como una máquina con todas sus piezas perfectamente encajadas y conectadas por el tejido conectivo. Según su razonamiento, era posible influir y curar cualquier órgano o sistema enfermos simplemente manipulando esta capa exterior, los huesos y los músculos.
La efectividad de la osteopatía ha sido puesta a prueba en pacientes con daños en el aparato musculoesqueléticos, pero las revisiones de esos estudios han concluido que no hay evidencias de calidad suficientes como para considerar un efecto positivo. También se ha sugerido que puede servir para tratar otras patologías, como enfermedades cardiovasculares o dermatológicas, de nuevo sin evidencias que sostengan estas afirmaciones.
8. Ozonoterapia
La ozonoterapia se basa en insuflar gas de ozono en heridas o por vía rectar para tratar dolencias que incluyen cáncer, sida, parálisis o enfermedades neurodegenerativas.
Es difícil situar el origen y base de esta pseudoterapia. El gas con altas concentraciones de ozono tiene ciertas propiedades antibacterianas, pero también alcanza una alta toxicidad con rapidez, y por tanto su uso es absolutamente desaconsejable.
Varios estudios señalan que no hay validez terapéutica en el uso de ozono para tratar enfermedades, la FDA (Food and Drugs Administration) alerta de que puede ser tóxico y perjudicial y la sobreabundancia de ozono está relacionada con graves daños a los pulmones, además de otras complicaciones e incluso casos de muertes.
9. Reflexología
La reflexología está basada en la idea de que existen canales de energía que conectan cada órgano y sistema de nuestro cuerpo con puntos determinados de la planta de nuestros pies, de la palma de nuestras manos, de nuestra nariz o de nuestras orejas. Por tanto, aplicando presión y manipulando esos puntos sería posible curar o mejorar esos órganos. Así se pueden tratar dolencias que incluyen migrañas, dolores de espalda o dolores menstruales entre otros.
No existen evidencias científicas de que la reflexología tenga ningún efectos sobre la salud (más allá de la relajación que nos puede causar que nos masajeen los pies o las manos), ni tampoco de la existencia de esas conexiones entre los órganos del cuerpo y las zonas que trata la reflexología.
10. Quiropráctica
La quiropráctica o quiropraxis se basa en la idea de que el sistema nervioso afecta a a salud de todos los nervios y que es posible influir sobre este manipulando la columna vertebral.
No hay evidencias de que la quiropráctica sirva para curar ninguna dolencia, y en cambio, es una pseudoterapia muy peligrosa, ya que una manipulación incorrecta de la columna vertebral puede causar graves lesiones. Está relacionada con accidentes cardiovasculares, dolores de cuello, problemas de visión, náuseas, mareos... Síntomas que suelen aparecer unos días después de la aplicación de estas técnicas.
11. Medicina ortomolecular
La medicina, nutrición o terapia ortomolecular se basa en la idea de que consumiendo grandes cantidades de biomoléculas (sobre todo vitaminas pero también proteínas o amioácidos) se puede reforzar la salud del paciente y tratar enfermedades como el cáncer, la bronquitis, alergia, meningitis o enfermedades neurodegenerativas entre otras.
La vitamina C es centro de especial atención, y esta pseudoterapia recomiendo consumirla en grandes cantidades. Sin embargo, una vez consumida la cantidad diaria recomendada, la vitamina C no ha demostrado tener ningún efecto curativo, y una ingesta exagerada puede causar diarreas o daños renales. La afirmación de que sirve para tratar el cáncer ha sido descartada por varios estudios.
Imágenes | iStock y Wikipedia En Vitónica | Profesionales de la salud: de quién te puedes fiar y quién te está intentando timar
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