Anualmente recordamos por estas fechas en las que se celebra el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, que hay multitud de beneficios en practicar ejercicio físico de manera habitual. Uno de estos beneficios es, precisamente, que el ejercicio, unido a hábitos saludables, es una medida que puede ayudar a prevenir y tratar el cáncer de mama.
El ejercicio físico como factor protector frente al cáncer
En diversos tipos de cáncer, hay evidencia de que el ejercicio actúa como factor que reduce el riesgo, por lo que una vida activa es siempre una recomendación. Pero en el caso concreto del cáncer de mama, la recomendación es la práctica de actividad física de moderada a intensa más de 3 horas a la semana, pues en este caso los estudios han mostrado que estas mujeres reducen el riesgo de sufrir cáncer de mama entre un 30 y un 40 %.
Es un dato realmente impactante: la posibilidad de conseguir una reducción tan alta con una medida barata y fácil de poner en práctica me parece digna de toda la difusión posible. Del mismo modo, el sedentarismo, y otros factores de riesgo como el sobrepeso o los hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, mala alimentación) que propician la aparición de enfermedades, también aumentan el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer, como el de mama.
Por ello desde vitónica recomendamos mantener hábitos saludables y reducir el sedentarismo. En cuanto al ejercicio físico, más de 3 horas a la semana es lo mismo que decir 30 minutos de ejercicio al día, algo que entra dentro de las recomendaciones habituales sobre el mínimo de actividad física que se debe realizar.
Y si hablamos de ejercicio moderado o intenso, estamos hablando de algo más que pasear o subir y bajar escaleras. Este tipo de ejercicio se refiere a clases colectivas de fitness, ejercicio de musculación (con el peso corporal, con pesas...), ejercicio HIIT... En definitiva, ejercicio que suponga un cierto esfuerzo y, por lo tanto, estímulo para el que lo realiza
El ejercicio físico en el tratamiento del cáncer de mama
Con los problemas derivados del cáncer (malestar, fatiga, cansancio...) la persona tiende a reducir la actividad física. Se encuentra débil, cansada, frágil... Y eso puede llevar a tomar la mala decisión de renunciar a la actividad física.
Como hemos visto, el ejercicio físico es importante para la prevención. Pues bien, también lo es para el tratamiento del cáncer, como en el caso del cáncer de mama, donde el ejercicio ayuda desde las fases iniciales. Eso sí, debe ser personalizado y aplicado por profesionales que conozcan a la persona y el trabajo en el ámbito del cáncer de mama, por eso recomendamos acudir a fisioterapeutas especializados. Se debe adaptar la dosis y reducirla, pero no eliminar la actividad física de la persona que sufre cáncer de mama.
Trabajar la movilidad de miembros superiores es muy importante, sobre todo si hay mastectomía. Este tipo de intervención tiene problemas conocidos, como es el alto riesgo de linfedema. En este caso, la fisioterapia precoz (a los pocos días de la operación) ayuda a reducir la probabilidad de aparición del linfedema y, en caso de que aparezca, reduce sus consecuencias, por lo que es importante tener conocimiento de que este tipo de tratamientos son eficaces, y deben hacerse lo antes posible para evitar problemas futuros. También la fisioterapia y el ejercicio adaptados funcionan para un problema que puede aparecer, el llamado síndrome de la cuerda axilar.
Y en fases más avanzadas, donde ya está controlada la enfermedad y la persona puede hacer una vida normal, el ejercicio físico sigue siendo una herramienta para prevenir recaídas y también para mantener la calidad de vida, la autoestima y favorecer el bienestar. Puede ser correr, pasear en bicicleta, patinar, practicar ejercicio con cargas...
Por todo ello, no nos cansamos de decirlo. El ejercicio es salud y, en el caso del cáncer, es un tratamiento indicado y algo necesario (no es un capricho o un lujo). Por ello recomendamos acudir a los profesionales para informarse y ponerse en movimiento de manera precoz, pues el ejercicio tiene muchas indicaciones y muy pocas (casi ninguna) contraindicaciones. Eso sí, hay precauciones, y hay que adaptarlo a la persona y a la fase de la enfermedad, por ello la necesidad de acudir a centros especializados.
Y vosotros ¿conocíais los beneficios del ejercicio y la actividad física en la prevención y tratamiento del cáncer de mama? Os pedimos que nos ayudéis a dar difusión a la información.
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Imágenes | TTStock y wavebreakmedia en Shutterstock (con derechos de autor)
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