Ya se acaba el verano, y con el fin de las vacaciones llegan los remordimientos por no habernos cuidado lo suficiente durante estos meses. Las dietas milagro aseguran ponerle solución a esos kilos de más en poco tiempo y sin esfuerzo, pero dan mucho más de lo que prometen, y nada de ello es bueno: los problemas de salud asociados a estas dietas famosas para adelgazar pueden ser muy graves.
Tu metabolismo se resiente debido a las dietas milagro
Jugar con una dieta de moda, también llamadas dietas milagro por algo, no es una buena idea. A principios de este año, entre las dietas más buscadas en Internet se encontraban la Dukan, la de la piña, la disociada, la flash o la Montignac. Todas ellas prometen una pérdida milagrosa de peso haciendo caso estricto a unas instrucciones que restringen o clasifican los alimentos.
También coinciden en una restricción draconiana de calorías (que explica la pérdida de peso) y una deficiencia en nutrientes. La gran mayoría de estas dietas aconsejan su uso moderado, de solo unas semanas. Esto tiene una razón: mantenerlas durante mucho tiempo puede suponer un riesgo importante para la salud, ya que no cumplen con las necesidades de nuestro metabolismo.
Una dieta desequilibrada o abusiva puede desencadenar problemas metabólicos severos. Por ejemplo, las dietas altas en proteínas, con una restricción en hidratos de carbono, como podría ser la dieta Dukan, o la dieta cetogénica, buscan provocar la cetosis en nuestro cuerpo. Es decir, usar las grasas para obtener energía, produciendo unas sustancias llamadas cuerpos cetogénicos.
Pero las dietas cetogénicas alteran el metabolismo basal y, a la larga, pueden provocar problemas como son las náuseas, la pérdida de calcio, arritmias y hasta pérdida de músculo. Otros problemas metabólicos severos los podemos encontrar en el riñón y el hígado.
El alto contenido en proteínas, asociado a una reducción drástica de hidratos de carbono, generan mucha presión en estos órganos, lo que se traduce en una insuficiencia renal o un colapso hepático a la larga. Dietas como la Atkins, que promueve comer grasas sin control, dejando de lado los hidratos de carbono, pueden provocar diabetes a la larga.
Además de todo lo anterior, con estas dietas suelen llegar consecuencias indeseadas, como es el "efecto rebote" que nos haga ganar peso rápidamente debido a una ralentización drástica del metabolismo. Esto nos obliga a mantenernos de forma indefinida en una dieta restrictiva, con todas sus consecuencias negativas.
Los problemas que las dietas milagro pueden causar en tus ojos, piel, músculos y corazón
El metabolismo lo es todo en el cuerpo. Por eso, cuando este se ve afectado, pronto encontramos problemas más concretos que dan la cara en partes o enfermedades características. Por ejemplo, un problema común en las dietas altamente protéicas, a largo plazo, es un déficit en micronutrientes que deriva en problemas con la vitamina D o problemas con la asimilación de calcio, lo que lleva a la osteoporosis.
La falta de vitaminas puede afectar gravemente al tejido ocular, especialmente si caemos en un déficit de vitaminas, que pueden degradar la retina por déficit metabólico o por una incipiente diabetes.
La malnutrición y los problemas metabólicos también pueden manifestarse en cutáneos. Aunque lo primero que se suele observar es sequedad en la piel, dermatitis atópica y otras dermatitis ligeras, estos pueden desembocar en lesiones graves y ulceraciones por déficit de vitaminas y oligoelementos.
Otro de los puntos más importantes de este tipo de dietas, especialmente las que incrementan el contenido de proteínas sin equilibrio alguno, es la terrible reducción muscular, si la dieta continúa mucho tiempo. Aunque las dietas hiperprotéicas buscan la hipertrofia muscular, es decir, el crecimiento del músculo, un déficit calórico y la ingesta inadecuada de hidratos de carbono implica una pérdida paulatina de este tejido, la debilidad y el desfallecimiento.
Esto mismo ocurre, por ejemplo, con dietas como la de la piña, la dieta Atkins o la Montignac, que abogan por el control del índice glucémico sin atender a un equilibrio adecuado.
En este mismo sentido, el corazón es uno de los grandes perjudicados. Dietas como la Atkins, que promueven la ingesta descontrolada de lípidos, pueden terminar por inducir problemas graves de colesterol y corazón, incluyendo arritmias o, incluso, infartos por el descontrol dietético.
Las dietas milagro te darán una muy mala digestión
Si todo lo anterior parece exagerado, probablemente tomará sentido al entender por qué se producen todos estos problemas. Cuando se abusa de una de estas dietas restrictivas se produce un déficit nutricional. Aunque nuestro cuerpo cuenta con reservas, aparecen rápidamente los problemas relacionados con la falta de micronutrientes, oligoelementos y vitaminas.
Esto se manifiesta en una función clave para nuestra existencia: la digestión. Restringir nuestra dieta provoca un cambio en el metabolismo y una asimilación peor de los alimentos. Sin vitaminas ni micronutrientes, nuestro intestino, nuestro páncreas y nuestro hígado no pueden procesar adecuadamente el alimento que transita por el sistema digestivo.
Lo que comemos también afecta a los microorganismos que viven en nuestro intestino, compañeros indispensables para hacer la digestión.
Todo esto genera un cuadro cada vez más grave: cuanto peor asimilamos la comida digerida, más se acrecientan los problemas, agravando más y más el problema. Al final, las manifestaciones aparecen cada vez más rápido. No es normal mantener una dieta hasta este punto, en el cual el deterioro se vuelve exponencial, pero los problemas metabólicos tardan tiempo en superarse y los malos hábitos adquiridos hasta el momento seguirán haciendo daño a nuestra salud lentamente y sin que nos percatemos.
No le abras la puerta a los TCA
Al final, adoptar una de estas dietas es el comienzo del peor de los problemas: un trastorno de conducta alimentaria. Estos se adquieren cuando nuestro comportamiento se vuelve obsesivo, errático o desinformado. Los TCA son problemas muy graves y que requieren de un enorme esfuerzo para solucionarlos.
Las consecuencias de los TCA pueden ser gravísimas, ya que alteran por completo nuestra vida. Estas pueden ir desde los cambios de humor, la fatiga o el insomnio, hasta los problemas fisiológicos de los que hemos hablado, llegando a causar dificultades s severas de salud o, incluso, la muerte.
Eso sin mencionar los impedimentos sociales, puesto que los TCA no solo se asocian a la persona, sino que afectan su entorno. Entre las predisposiciones a sufrir una TCA están los modelos de belleza imperantes y la presión social, dos factores asociados a las dietas milagro. Por lo que, además de los problemas de salud claramente identificados, estas dietas suponen abrir una puerta más a la posibilidad de sufrir un trastorno de este tipo.
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