Seguro que has oído una y otra vez la típica frase de: "si quieres quemar grasa lo mejor es hacer cardio en ayunas" y la verdad es que, quemar grasa, quema, pero no es lo ideal para este fin y en esta serie doble de post vamos a explicar el por qué.
Algunos discreparéis directamente nada más leer este titular sobre por qué el cardio en ayunas no es lo ideal para quemar grasa, pero leedlo detenidamente, no digo que no sirva para quemar grasa, es evidente que grasa quemará, pero no es lo ideal, es decir, no es la mejor opción que podemos tomar para conseguirlo.
Uso del tejido adiposo como energía
Mucha gente piensa, y parece lógico, que si haces cardio en ayunas fuerzas al cuerpo a usar la grasa como energía ya que, en teoría, las reservas de glucógeno deberían de estar bajas, al igual que los niveles de insulina, porque venimos del ayuno nocturno y desde el inicio se usaría la grasa como combustible.
Pero no, nuestro organismo no funciona exactamente así. La grasa está almacenada en forma de triglicéridos y para usarlos debemos movilizar la grasa, o lo que es lo mismo, romperla en tres ácidos grasos y una molécula de glicerol y dicha ruptura la ha regulado la hormona HSL (Hormona Sensible Lipasa).
Sobre la HSL actúan por un lado la insulina, que inhibe la movilización de la grasas, y por otro lado la adrenalina y la noradrenalina (catecolaminas), que la promueven.
Una vez liberados los triglicéridos, se asocian a la proteína albúmina y se transportan por el riego sanguíneo hasta llegar a un tejido donde puedan ser utilizados, bien como energía o bien de nuevo como tejido adiposo (grasa). Para que se usen como energía deben entrar en las mitocondrias celulares mediante una enzima llamada CPT y ser usados como "combustible".
La realidad del cardio en ayunas: movilización y utilización
Es cierto que el cardio en ayunas produce mayor movilización (ruptura) de grasa de los adipocitos respecto al cardio después de comer, pero la clave aquí es que el factor limitante real de la quema de grasa es la utilización, no la movilización.
Como aclaración, y para que no queden dudas, podemos poner el siguiente ejemplo: si nuestra movilización es de un valor 100 y la utilización es numéricamente igual...todo cuadra perfectamente pero, ¿y si aumentamos la movilización a 200?
En este caso podemos pensar que algo va a cambiar, pero la realidad es que aunque se haya producido ese aumento de movilización, la utilización final va a seguir siendo de 100. La diferencia únicamente va a ser reabsorbida para ser devuelta a los adipocitos.
Además, tenemos que tener en cuenta que la bajada de tejido adiposo es un proceso largo en el que hay que estar en dieta hipocalórica (comer menos calorías de las que usamos) durante varios días continuos para que esto se produzca, así que aunque la insulina esté elevada en ciertos momentos del día, si la dieta ha sido hipocalórica habrá bajada de grasa corporal definitivamente.
En la siguiente y última entrada sobre "por qué el cardio en ayunas no es lo ideal para quemar grasa", terminaremos de analizar los factores que influyen y determinan que la realidad sobre este tema es algo diferente a lo que solemos creer normalmente.
No os la perdáis!
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