Como colofón del verano o para volver a repetir en cualquier momento del año, un postre en vasito, cremoso y que no necesita horno es perfecto para coronar cualquier menú, o para darse un capricho de merienda. Las frambuesas, con muy pocas calorías pero riquísimas en micronutrientes y con un color natural siempre llamativo, son perfectas para teñir la crema de queso y poner un punto ácido a la mezcla.
Esa acidez la equilibramos añadiendo un poco de eritritol o edulcorante líquido apto para cocinar, si bien podemos prescindir de cualquier endulzante en el caso de que estemos acostumbrados a postres menos dulces. Podríamos además sustituir las frambuesas por fresas más dulces, arándanos, melocotón o ciruelas maduras si aún están en temporada.
Necesitamos un poco de gelatina neutra para dar más consistencia a la mezcla de ambas capas; podríamos prescindir de ella y simplemente nos quedaría un postre más meloso y algo líquido, como un yogur, en el que se nos mezclarían más las capas. Los vegetarianos y veganos pueden sustituir el sobre de gelatina por agar-agar.
Ingredientes
- Frambuesas 400 g
- Lima 2
- Edulcorante apto para cocinar al gusto (mejor si es eritritol o líquido)
- Gelatina en polvo (sobre) o agar agar 1
- Queso fresco batido desnatado 500 g
- Esencia de vainilla 5 ml
- Arándanos frescos para decorar (opcional)
Cómo hacer crema de frambuesas y queso fresco batido desnatado
- Tiempo total 25 m
- Elaboración 15 m
- Cocción 10 m
- Reposo 3 h
Lavar y secar con suavidad las frambuesas y poner a cocer a fuego suave con el zumo de una lima y un poco de edulcorante, por ejemplo dos o tres cucharaditas de eritritol. Machacar de vez en cuando y dejar que se forma una compota.
Disolver la gelatina en un vasito pequeño de agua fría o seguir las indicaciones del fabricante. Mezclar en un recipiente grande el queso fresco batido desnatado escurrido del suero con la vainilla, la ralladura de otra lima y un poco más de edulcorante, al gusto.
Echar la gelatina con su líquido en el cazo de las frambuesas, mezclar y hervir uno o dos minutos. Mezclar la crema de queso con unas tres cucharadas de esta compota, removiendo con unas varillas. Repartir las frambuesas en el fondo de unos seis u ocho vasitos, y refrigerar la crema de queso. Cuando los vasitos se hayan atemperado un poco, refrigerar también.
Pasada una hora, repartir la crema de sobre la capa de frambuesas y volver a llevar a la nevera durante dos o tres horas antes de servir, decorando con arándanos o al gusto.
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Con qué acompañar los vasitos de crema de queso y frambuesas
Unos arándanos frescos y unas hojitas de menta aportan contraste y color a los vasitos; podemos usar otras frutas para decorar -incluso frambuesas enteras sobrantes- o añadir algunos frutos secos tostados picados para dar un contrapunto crujiente. La ralladura de lima o naranja antes de servir añade frescor y aroma.
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