Casi 700 kilómetros de ciclismo por el desierto de Marruecos: así es la Titan Desert desde dentro

Hace un par de semanas pudimos viajar a Marruecos para vivir desde dentro una de las pruebas de ciclismo por etapas más duras a las que puede hacer frente un ciclista amateur: la Titan Desert. Esta prueba, que en 2018 ha celebrado su decimotercera edición, recorre el desierto del Sáhara en la zona de Marruecos a través de casi 700 kilómetros en los que tanto las piernas como la cabeza se ponen a prueba. ¡Dentro vídeo!

¿Qué es la Titan Desert?

La Titan Desert es una prueba ciclista por etapas que se celebra en el desierto de la zona de Marruecos. En total se recorren casi 700 kilómetros en un total de seis etapas de distinto tipo, con distinto número de kilómetros y diferente recorrido: hay etapas más técnicas y otras que requieren completar un recorrido mayor.

La prueba, creada por Juan Porcar, refleja el mejor espíritu del clásico Dakar, cambiando los coches por bicicletas

La prueba, creada por el mítico Juan Porcar, ex-piloto y primer español que participó en el Dakar en 1982 (y al que nuestros compañeros de Motorpasión entrevistaron hace unos años), refleja el mejor espíritu de la competición automovilística: eso sí, cambiando los motores de los coches por las piernas de los ciclistas.

Toda la prueba se desarrolla en el desierto de Marruecos: en esta edición la primera etapa salió desde Boumalne Dades, en el centro de Marruecos, y la última etapa tuvo su meta en la zona de Merzouga, muy cerca de la frontera con Argelia.

El ganador de la prueba este año fue Josep Betalu, quien repite título por tercer año consecutivo; en la categoría femenina, en la que este año creció la participación de forma muy significativa, la ganadora fue Ramona Gabriel Batalla, que también fue ganadora de la Titan en 2016.

Las dos últimas etapas de la Titan Desert 2018

Este año hemos podido disfrutar de las dos últimas etapas de la Titan Desert 2018, así como del día a día de los participantes compartiendo con ellos reuniones, comidas y tiempo libre. Una forma muy especial de ver cómo es de verdad esta original prueba.

A nuestra llegada a Marruecos se estaba disputando la quinta etapa de la carrera, a mi parecer una de las más duras de toda la prueba. Se trataba dela etapa de navegación, en la que se ofrece a los participantes las localizaciones de los puntos de paso y de hidratación a lo largo de 94 kilómetros, pero son ellos los que deben encontrar el camino más favorable (el más corto o el que sea menos técnico o con menos desnivel, según las prioridades de cada uno) por sus propios medios.

Personalmente, yo que soy muy capaz de perderme dentro de la Casa de Campo y muchas veces aun usando el GPS, me parece una proeza poder encontrar el camino correcto en medio de lo que es, literalmente, un mar de arena. Los primeros en llegar a meta tardaron entre tres y cuatro horas en terminar la etapa, pero el flujo de ciclistas no paró hasta las casi diez horas transcurridas desde el inicio de la misma.

La etapa final, al día siguiente, comenzaba y terminaba en la zona de Merzouga, muy cerca de la frontera con Argelia. Fue una etapa con menos kilometraje pero con de mayor dificultad técnica, ya que los ciclistas tuvieron que hacer frente a desniveles, terrenos pedregosos, cordones de dunas e incluso cruzar un pequeño río pocos kilómetros antes de llegar a la meta.

La Titan Desert 2018 por dentro

Por encima de todo, la Titan Desert es una prueba de historias personales: el hecho de convivir con participantes y familiares durante unos días en el mismo desierto consiguieron que fuéramos partícipes de todo lo que estaban viviendo y de que tuviéramos las emociones a flor de piel.

Quizás dos de las historias más increíbles de los participantes de la Titan Desert 2018 fueron la de Alex Roca y la de Pablo Antuña. Alex Roca ha sido la primera persona con parálisis cerebral, con una discapacidad física del 76%, que ha participado en la carrera. Lo hizo en un tándem junto a su tío, que pedaleaba junto a él, su hermano y dos amigos más. Alex pudo completar las tres primeras etapas de la carrera: más de 350 kilómetros en bicicleta por el desierto que hacen de él todo un campeón.

Pablo Antuña, de tan solo 16 años, es el participante más joven en la historia de la Titan Desert: el año pasado viajó a Marruecos para ver correr a su padre, que participaba en la edición de 2017, y este año decidió ponerse las calas, coger la bici y recorrer los casi 700 kilómetros de la prueba junto a él. Y, pese a las dificultades (sufrió un fuerte episodio de deshidratación en una de las etapas) consiguió completar la prueba y convertirse en todo un "Titán".

La Titan Desert es, sin duda, una carrera de historias: la de cada uno de los 600 participantes que toman la salida

Estas son solo dos historias muy llamativas, pero entre los 600 participantes de la prueba se esconden otras muchas: algunas de superación personal, otras solidarias, muchas nos hablan de las ganas de ponerse a prueba. Todas estas historias son las que dan una dimensión humana a la Titan que, personalmente, no había visto en otras carreras.

La convivencia entre todos los participantes en el campamento de jaimas, que se va moviendo junto con los ciclistas por todo el recorrido de la Titan Desert, es también digno de mención. Un campamento donde todos son iguales, todos duermen en tiendas de pelo de camello, comen juntos y comparten tiempo de ocio. Una verdadera "comunidad móvil" que da sentido a la carrera.

Quizás lo más llamativo de la prueba es que, a pesar de que a primera vista pueda parecer "una burrada" (700 kilómetros por el desierto en bicicleta no es moco de pavo) los participantes son ciclistas amateur, y la mayoría de ellos terminan la carrera.

Una gran experiencia y una bonita forma de ponerse a prueba si lo tuyo son las dos ruedas.

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