Nuestro estilo de vida es cada vez más rápido, contamos con menos tiempo y vamos casi corriendo de una obligación a otra. A raíz de este cambio en el estilo de vida, cada vez dedicamos menos tiempo a cocinar en nuestras propias casas, lo que ha afectado directamente a nuestra alimentación y a qué y cómo lo comemos.
Los supermercados lo saben y, cada vez más, podemos encontrar servicios nuevos de comida "casera" preparada y lista para comerla. Mercadona lo hizo hace unos meses, también Dia o Carrefour, y ahora es el turno de Lidl que acaba de lanzar su servicio de comida para llevar. Curiosamente, o no, este servicio ha recibido el mismo nombre que el de Mercadona: "Listo para llevar".
La pregunta es, como casi siempre con estos servicios, si se trata de una manera saludable de comer - al menos más saludable que consumir comida rápida o precocinados - y cómo es esta comida nutricionalmente hablando.
En qué consiste el servicio de comida para llevar de Lidl
A diferencia de otros supermercados, el servicio de Lidl es totalmente de autoservicio en el que podremos encontrar un total de 14 opciones. Entre ellas, platos preparados fríos listos para poder calentar en el microondas y otros calientes más similares a la comida rápida que se preparan en dos horarios: las 12:30 y las 18:00h. Dependerá de a qué hora lleguemos que haya el alimento que buscamos (y la temperatura a la que lo encontremos).
En las opciones de comida fría, preparada para que la calentemos en el microondas, encontramos paella, albóndigas a la jardinera, croquetas de jamón y de risotto, ensaladilla rusa o macarrones a la boloñesa. En la sección caliente podemos comprar nuggets, alitas picantes, dos hamburguesas (cheeseburger y BBQ Beef Burger) o dos tipos de wraps (wrap Sloppy Joe y wrap de falafel que es la opción vegetariana).
Análisis nutricional de los platos "Listos para llevar" de Lidl
Todo sobre los preparados fríos para calentar
En principio, estos platos parecen los más saludables de lo que podrían ser los calientes del servicio. Esto se debe a que encontramos platos más tradicionales y "caseros" como las albóndigas o la paella. Sin embargo, que puedan ser "más sanos" no implica que sean una buena opción.
Para empezar, entre los 14 platos del servicio no encontramos ni una sola opción que se base en verduras o vegetales. La mayoría de las opciones se basan en carbohidratos y carnes rojas. Pero, además, la forma de cocinado y los ingredientes utilizados no son los más adecuados.
En el caso de las albóndigas jardineras, por ejemplo, la salsa está elaborada con tomate frito y aceite de girasol, así como azúcares añadidos, carne roja, salsas comerciales como la mostaza o nata. El porcentaje de azúcares añadidos es de 2,6 gramos por cada 100 en forma de azúcar, jarabe de glucosa, etc.
Esto mismo ocurre con la paella, en la que podemos encontrar un gran número de potenciadores del sabor (cuando cocinamos en casa no necesitamos añadir potenciadores), aceite de girasol, harina refinada, tomate frito o azúcar añadido. Y, exactamente igual para los macarrones, con 2,7 gramos de azúcares añadidos por cada 100 gramos de producto e ingredientes similares a los anteriores.
En definitiva, como plato puntual pueden ser una opción que nos salve, pero la realidad es que aunque parezcan platos "caseros" no lo son. Sigue siendo una opción mucho mejor elaborar estos platos en nuestra propia casa - podemos cocinar un día a la semana y congelarlo - y así saber, exactamente, qué ingredientes estamos utilizando.
Los platos calientes tipo comida rápida
En el caso de los platos calientes, podemos esperar que sean algo menos saludables, dado que son, básicamente, una versión de la comida rápida. Una de las cosas que nos llaman la atención es que estos platos vienen a los supermercados españoles preparados desde Alemania y congelados, por lo que en los Lidl de España lo único que se hace es calentarlos para descongelarlos.
De nuevo, lo que nos encontramos son productos muy ricos en carbohidratos, sin vegetales ni alimentos frescos. Con grandes cantidades de azúcares añadidos (2,4 gramos por cada 100= 4,08 gramos en total) y harinas refinadas. Incluso la opción vegetariana, el wrap de falafel, cuenta con un porcentaje muy bajo de verduras y garbanzos.
En él podemos encontrar harina de trigo refinada, azúcar añadido en forma de azúcar, jarabe de glucosa o dextrosa. También encontramos aceite de girasol, altas cantidades de sal (1,10 gramos por cada 100) o almidón.
En el caso del wrap o burrito de carne los ingredientes son similares, pero la cantidad de azúcar sube hasta los 5,2 gramos por cada 100 de alimento. La sal se mantiene en las mismas cantidades, pero las grasas saturadas suben hasta los 2,6 gramos por cada 100 en comparación a los 1,4 gramos del vegetal.
Con los nuggets nos encontramos algo similar: grandes cantidades de carbohidratos en forma de harina refinada, aceite de girasol y azúcares añadidos. La cantidad de sal es, también, muy alta. Lo mismo podemos esperar de las hamburguesas. Por ejemplo, la cheeseburger cuenta con 4,9 gramos de azúcar añadido por cada 100 de producto. Esto significa unos 9 gramos en total y 10 gramos de grasas saturadas aproximadamente.
En general, se trata de un servicio en el que podemos encontrar alguna opción puntual si estamos en un apuro, pero que en ningún caso nos permitirá comer de forma saludable y sencilla y en la que, más allá del precio, no encontraremos muchas diferencias nutricionales ni a nivel de salud con otros productos precocinados.
Si buscamos comer sano, es posible que este servicio no sea el adecuado. Cocinar en casa los mismos platos resultará mucho más saludable, económico y mejor opción.
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