El mundo de la alimentación, de la nutrición, de la salud y del deporte está lleno de grupos más pequeños en los que la gente se siente identificada con un estilo de nutrición concreto, con un tipo de vida y de opiniones, o con un deporte de elección. Entre ellos encontramos a los veganos, vegetarianos, runners, crossfiteros, ciclistas, surfers, realfooders y un largo etc.
Estos diferentes grupos están formados por miles de personas diferentes, variadas, con opiniones distintas y formas variadas de pertenecer a ese grupo. Sin embargo, muchas de las personas que no forman parte de dichos grupos solo saben y conocen de ellos por los miembros que podríamos llamar más "extremistas".
No es raro escuchar comentar a algunas personas como la gente vegana intenta convencer o captar a los demás para que sigan su misma alimentación. O cómo algunos crossfiteros conviven con su deporte de elección casi como si fuera una nueva religión. Con la irrupción cada vez más fuerte del realfood, divulgadoras como Deborah García, señalan que algunos de los seguidores de este tipo de alimentación intentan casi "captar" a otros e, incluso, se da cierto proselitismo.
Desde fuera de estos grupos puede, por tanto, surgir la duda de si este tipo de grupos está lleno de extremistas o si, realmente, la sensación de pertenencia al grupo que promueven puede ser peligrosa a largo plazo.
Los seres humanos somos seres sociales
Como seres humanos, una de nuestras características es que somos seres sociales. Necesitamos ser parte de grupos sociales y sentir que formamos parte de una comunidad. Y no solo formar parte de estos grupos sociales, sino de poder identificarnos con ellos. Sentir identificación con estos grupos sociales no implica necesariamente compartir todo al 100%, sino compartir al menos en parte la ideología o forma de pensar y actuar de dicho grupo.
Esta identificación social que hacemos, normalmente con varios grupos diferentes, forma parte de nuestro autoconcepto y definen, en cierta parte, quiénes somos. Esto no quiere decir que no tengamos un autoconcepto individual, fuera del grupo, sino que ambos se fusionan. Para algunos esta fusión es más extrema - difuminando los límites entre yo el 'yo social' y el 'yo personal' - y para otros esta fusión es más sutil y tienen la capacidad de separar un aspecto del otro.
Esto ocurre con numerosos grupos sociales, algunos de los cuales ni nos planteamos. Como seres humanos formamos parte de varios grupos: raza, género, ideología política, sexualidad, pero también de un equipo de fútbol, de un instituto, una universidad, de ciencias o de letras, de sin cebolla o con cebolla o de piña en la pizza o no. Dentro de estos grupos podemos encontrar también a quienes siguen un estilo de alimentación vegano, a quienes hacen running o a quien come 'comida real'.
Por supuesto, no todos esos grupos o identidades tienen la misma importancia o la misma centralidad en quiénes somos nosotros o en nuestro autoconcepto. Para cada uno de nosotros la identificación con los diferentes grupos será más o menos importante, más o menos central en quiénes somos.
El extremismos en los grupos sociales
En todos estos grupos sociales, invariablemente, se dan movimientos extremistas. Todos hemos visto los grupos extremistas que se dan en deportes como el fútbol, en diferentes movimientos sociales, en religiones, e incluso en personas que pertenecen a una familia concreta.
Por supuesto, esto puede ocurrir también en otros grupos, como los veganos, vegetarianos, crossfiteros, etc. ¿Significa esto que el sentimiento de pertenencia es malo? No, significa que todos los seres humanos lo sentimos en mayor o menor medida y lo relevante es cómo nos afecta. El sentimiento de pertenencia se relaciona, por ejemplo, con una mayor posibilidad de presentar comportamientos altruistas y la cooperación.
¿Promueven estilos de alimentación como el veganismo o el realfood, o deportes como el running y el CrossFit más extremismo que otros grupos? Por desgracia, no tenemos datos concretos, pero los datos que se refieren al índice de extremismo en otros grupos indicarían que no necesariamente y que el extremismo es una minoría.
Por ejemplo, en lo que al fútbol se refiere - el deporte con mayor índice de aficionados extremistas - el índice ronda el 20% en primera división. Es un número alto, pero significa que 8 de cada 10 aficionados al fútbol lo viven sin ningún tipo de extremismo.
Sin embargo, es verdad que los casos más extremos (y llamativos) hacen mucho ruido y reciben mucha más atención. Esto puede hacer que parezca que su relevancia es mayor. En el caso del extremismo, parte de su motivo de ser es la búsqueda de atención y el convencer a otros. No es de extrañar, por tanto, que hagan bastante ruido a pesar de ser una minoría.
La mayoría de las personas que forman parte de un grupo - y no son extremistas - como esos 8 de cada 10 aficionados al fútbol, hacen poco ruido, porque no realizan nada fuera de lo común. La mayoría de nosotros formamos parte de grupos sociales porque nos gusta un deporte en especial, hemos decidido libremente seguir un estilo de alimentación concreto o hemos elegido una carrera sobre otra.
Nos sentimos más o menos identificados con aspectos comunes de otras personas que también hacen esa carrera, o siguen ese estilo de alimentación. Estamos de acuerdo en algunas cosas y en otras no, trabajamos, quedamos con nuestros amigos, dedicamos tiempo a hacer ese deporte que nos gusta, compramos una comida que concuerde con nuestro estilo de alimentación y seguimos con nuestras vidas sin extremismos, sin proselitismo y sin intentar convencer a nadie.
La realidad es que cada uno de nosotros tenemos nuestras particularidades, nuestros gustos - más o menos mainstream -, nuestras aficiones, nuestro estilo de vida y, la mayoría, vive todo eso desde la normalidad más absoluta sin irse a extremos. Por el momento, no tenemos motivos para preocuparnos de que movimientos como el realfood, el veganismo o el running vayan a acabar en índices alarmantes de extremismo.
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