Cómo comenzar a cumplir con tus buenos propósitos desde el 1 de enero (y no dejarlos en marzo)

Mañana será el último día del año y con él se van todos aquellos objetivos que nos propusimos y cumplimos - o no - durante 2018. La buena noticia es que comienza un nuevo año y con él 365 días en los que podremos hacer lo que no hemos hecho todavía y reescribirlo desde cero. Es por esto que los últimos días del año son el momento más habitual para ponernos propósitos.

Pensar en dichos propósitos y establecer qué es lo que queremos hacer el próximo año es fácil. Lo difícil, en cambio, es llegar a cumplirlos. Por ello, al mismo tiempo que pensamos qué queremos conseguir, también debemos plantearnos cómo vamos a hacerlo para no abandonarlos más adelante. Con estos pequeños trucos será mucho más sencillo cumplir todos nuestros propósitos y que nos duren todo el año.

Los propósitos de uno en uno

En estas fechas es muy tentador ponernos muchísimos propósitos y objetivos. Sin embargo, cambiar nuestra vida y nuestra rutina no es sencillo. El simple hecho de modificar una cosa ya supone un importante reto para nuestra fuerza de voluntad. Si nos imponemos demasiados objetivos no tardaremos mucho en superar nuestra capacidad de voluntad y acabar abandonando todos.

Por ello, lo mejor que podemos hacer es ponernos los propósitos de uno en uno. Esto no quiere decir que cuando cumplamos uno no podamos ir a por otro, sino que debemos hacer las cosas poco a poco y por orden. De esta manera no nos agobiaremos ni nos veremos sobrepasados.

Seamos realistas

Tan importante como ir buscando los propósitos de uno en uno es que aquellos objetivos que nos marquemos sean lo más realistas que podamos. Si no hemos hecho deporte desde hace años no es realista que nos propongamos correr 10 kilómetros en un par de semanas.

Marcarnos objetivos poco realistas no solo dificultará que los cumplamos, sino que nos llevará a sentirnos desilusionados, perder la confianza en nuestras capacidades y, finalmente, abandonar demasiado pronto nuestros propósitos. Una buena idea es dividir los objetivos más ambiciosos en pequeños objetivos más realistas.

Llevar un registro

Tener nuestros propósitos en la cabeza puede parecer lo normal, pero dificulta mucho medir los avances o cuantificar. Sin embargo, si escribimos cuáles son nuestros objetivos, cuándo y cómo queremos cumplirlo y los avances que vamos logrando, lo tendremos a la vista. Esto no solo nos ayudará a hacer real nuestro propósito y los pasos que estamos dando.

De esta manera podremos registrar nuestros avances, ver lo que vamos consiguiendo y lo que no, ir readaptando si lo necesitamos, etc. Esto nos ayuda a ver de manera clara y objetiva los avances reales, lo que influye directamente en nuestra motivación y reduce el riesgo de que abandonemos.

Busca compañía

Intentar cumplir nuestros propósitos por nosotros mismos puede ser útil y nos puede llevar a retarnos y mejorar. Sin embargo, para conseguir mantener la motivación puede ser muy útil buscar un grupo de gente que esté intentando conseguir el mismo objetivo que tú.

De esta manera nos sentiremos acompañados y comprendidos, tendremos a alguien que nos pueda motivar el día que nos falla un poco la fuerza de voluntad y, para qué negarlo, puede conllevar cierta competición saludable que funcione como incentivo para nosotros.

Y, sobre todo, disfruta del proceso. Si nos marcamos propósitos u objetivos es porque hay algo en nuestra vida que queremos cambiar o mejorar. Este camino debería ser divertido y satisfactorio. Por ello, es realmente importante que disfrutemos, que nos divirtamos y que, si nos tropezamos en el camino, no nos castiguemos demasiado duro y volvamos a intentarlo.

Imágenes | Unsplash

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