Dentro de los trucos y ayudas para dejar de fumar, hay mucha gente que opta por pasarse a 'vapear', es decir, a los cigarrillos electrónicos en los que en vez de aspirar el humo de la combustión de una serie de hierbas u hojas vegetales como se hace en los cigarros normales, se aspira el vapor que general el calentar unas sustancias utilizando un dispositivo eléctrico similar a un bolígrafo.
¿Es esto una buena idea? ¿O estaríamos cambiando un vicio por otro peor?
Es mejor que fumar (pero no ayuda a dejarlo del todo)
Resultados de varios estudios científicos apuntan un poco a las dos cosas: por un lado, no parece que el vapeo sirva como ayuda para dejar de fumar ya que la gente que se cambia de uno a otro no consigue dejarlo. Es lo que ocurrió en este estudio, en el que el 90% de los fumadores que se pasaban a cigarrillo electrónico no habían conseguido dejarlo después de un año. Por eso no se considera una forma eficaz de dejar el tabaco y no está autorizado para venderse como tal.
Pero por otro lado, la mayoría de las evidencias y las autoridades sanitarias parecen coincidir en que, puestos a hacer una cosa o la otra, vapear es menos perjudicial para la salud que fumar.
No hay combustión ni tabaco
Aunque no está completamente libre de riesgos, al no haber combustión en el vapeo, los estudios realizados hasta ahora apuntan a que se reduce significativamente la exposición de nuestros pulmones a sustancias tóxicas, algo que no ocurre al fumar.
Eso supone un menor riesgo de cáncer, que disminuye aun más cuando los depósitos del cigarrillo electrónico no contienen tabaco. Puesto que la combustión y el tabaco son lo que genera principalmente el riesgo de cáncer al fumar, eliminando ambos obviamente disminuye el riesgo.
No está libre de riesgos
Sin embargo, hay algunas puntualizaciones que es importante hacer. La primera de todas ellas es que ese riesgo solo disminuye si el paso de un hábito a otro es completo. Es decir, si la persona en cuestión deja de fumar y solo vapea. Si el paso de uno a otro no se hace del todo y se termina haciendo lo que se llama un uso dual, al final no se eliminan los riesgos de fumar y además se añaden los de vapear, que también existen aunque sean menores.
¿Cuáles son esos riesgos? La principal causa de preocupación es que mucha gente haga el camino inverso y pase de vapear a fumar, especialmente los adolescentes que pueden considerar atractivo el vapeo y que así pueden terminar empezando a fumar antes.
Por otro, si los depósitos con los que se vapea contienen nicotina, el vapeador está expuesto a los mismos riesgos por su parte que el fumador: la adicción y los efectos neuronales de esta sustancia psicoactiva, especialmente sensibles en el cerebro de los adolescentes: peor evaluación de los riesgos, uso de otras sustancias y problemas en el desarrollo cerebral.
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